CIUDADES

Así, ternura de Lisboa en medio del espanto.

El mundo está nublado, menos aquí

donde se adensa la tristeza del mundo.

¿Tanta luz dejó el ángel que vuela

hacia la suspensión de la infancia

en el hueco de un canario dormido?

La lengua vive en la boca

calcinada por la curva del sol.

Junto al río o tajo que habla con la ciudad

hay algo de lejano implacable

en que pase lo que no pasa.

¿Cómo se ata lo que soy para mí

con lo que no soy para mí?

Aquí me cansa la muerte, que no tiene nada adentro,

y por mi cuarto se pasea uno que usa mi pasado.

Ah, transparencia mecida por

la huella de animal

que busca lo encontrado. Decires

que velan lo que muestran. Lenta

felicidad de calles contagiadas

de lo que no se espera.