El duelo sueña que perdió a la pérdida. Así,
la perfección reluce.
El espacio entre
la noche de los tiempos y el tiempo
sangra como plomo
en el cosmos dormido.
La desaparición es seca, ninguna
yerba o palito allí crece,
allí estábamos dos cosas:
el asesino y el asesinado, las
cuentas opacas y las tristes.
En los lenguajes abolidos pasea
la memoria pisando su animal.
El sentimiento no regresa
al paraíso hueco del que parte,
anda por aires donde el que soy para mí
es un error furioso.
[a vos debido, Mara]