M. A.

Estas visitas que nos hacemos,

vos desde la muerte, yo

cerca de ahí, es la infancia que

pone un dedo sobre

el tiempo. ¿Por qué

al doblar una esquina encuentro

tu candor sorprendido?

¿El horror es una música extrema? ¿Las

casas de humo donde vivía

el fulgor que soñaste?

¿Tu soledad obediente

a leyes de fierro? La memoria

te trae a lo que nunca fuiste.

La muerte no comercia.

Tu saliva está fría y pesas

menos que mi deseo.