El signo de interrogación sobre el lugar, la
equivocación de la fecha dicen
que la tristeza tiene por ahora razón.
Quién sabe cómo será mañana.
La respiración de las costureras que cosen
lo que se desharía sin sus manos
es otro desconsuelo.
Por más que miro el horizonte no hay barcos.
A esta tristeza un solo barco la haría navegar.
No alcanzo a leer mi corazón escrito.
¿Quién junta las partes irreales
de la conciencia, las aproximaciones, los miedos?
Es horrible saber que moriré mañana,
o que no moriré mañana.
¿Somos nosotros o qué?
Aunque nos deshilachen.
[a Jorge Boccanera]