CERTEZAS

A ver cómo es.

Estaba quieta la inquietud por una vez,

la desazón en sazón y

¡cómo se parecía el mundo a Gerarda

envuelta en sensaciones de encaje!

Las palabras chocan contra la tarde y no la descomponen y

la furia no me deja solo conmigo.

Hay mucha sombra militar que no me deja solo en la esquina

donde Gerarda y yo decíamos «te soy» para decir

«me soy», en vos, que te fuiste a vivir con los muertos.

¿Eso se hace?

La primavera vive sin pensar,

pero yo no soy la primavera,

cuento huesos y sangre del sueño que vendrá.

También nosotros soñamos sobre sangre que vendrá.

En el revés del mundo crece el cosmos

y Gerarda está allí,

donde nuestro dolor será nada.

[a Alberto Díaz]