Qué pasa con los besos, van
de dónde a dónde, las leyes
de la distancia tapan
la partida del fin. Mientras tanto
hay tristezas, claro, o
zarzas que arden en el viajero que tiembla
y se sienta al sol
con una rosa doblegada
en la mano, balbucea entre
la sangre y la tinta de su sangre que
se combaten y desnudan su memoria
como si ella fuera
un principio de amor. Junta
papeles en la gaveta de mañana y
cierra la voz que gatea. Ama y odia
pero se pregunta
cómo amar y cómo odiar.
Escribe siempre el mismo poema y mira
el universo que alumbra
el umbral de su casa.