PAISAJES

Los deseos flamean como

banderolas cosidas

al costado. Es así. La

agitación de la belleza come

a deshora y no hay

pacto para su pasión. Me levanto

de noche para ver

la ligereza del abismo

que mis pies abren, el danzón

dañado por la inversión ambiental.

Los hechos hunden clavos fríos

en las certezas. ¿De dónde

viene este saber que destruye

su consuelo? Hay

que leer las reglas del espanto

en una ciudad con sol. Pero

las ciudades aplastan al sol. Las pérdidas

se cansan del cuerpo,

no se engañan.