OJALÁ

Lo que se empoza aquí es más duro

que la recordación.

Es una piedra en los sentimientos

que se alejan curvados.

Necesito que la tos sea alegre, pero

ella viene de la esquina donde

se cruzan el pasado y la conciencia del pasado.

El lamento tiene máscaras

posibles e imposibles y yo

estoy en el tono que somos, balbuceantes.

Es hora de preguntar quién soy

ahora que el alma está serena y no ocupa

la materia confusa de una puerta cerrada.

Los dolores tendrían que

transformarse en nudos, así

los desharía en sociedad con los cipreses de Genova.

Son marcas.

El otoño abre portones

en la paciente soledad.