ARRABALES

Ante tu voz se detiene el dolor.

Tu voz está muda, la

sombra mordida por los perros

es nuestra propia sombra y vive

al pairo de los besos,

cubre la pérdida con pliegues y

recordaciones que vendrán. La no

no es una hermana acostada

con las manos vacías. Es tu ropa

que cae al suelo y se retira

a su aroma. Así venís

desde cualquier confín. El sur

está vacante, menos

tu hermosura que pasa por

mi avidez. Mojas

mi boca con tu vino justo.

Despertás arrabales

del amargo arrabal.