Estas historias, salvo las menos felices, no han sido imaginadas por mí. Yo sólo les he dado una vuelta de tuerca, les he añadido un estrambote irreverente, alguna salsa un poco picante.

Los autores que cito (con las excepciones de Homero y de Casanova) son apócrifos, no los textos en los que me inspiré, entre los cuales los más saqueados provienen de la edición francesa del Kamasutra anotada y comentada por Gilles Delfos.

Como Verdi su cuarteto, escribí estas paginitas para mi propia diversión. El editor cree que quizás otras personas las lean con moderada complacencia, pues Eros siempre difunde alegría en el melancólico mundo donde vivimos.

M. D.