ÁNGELES MUTILADOS
A su regreso, era sobrecogedor descubrir la pasividad que se había adueñado de Tassi. Ya no era una chica alegre y viva. Sus movimientos, antes siempre elegantes y gráciles como correspondía a su personalidad, ahora eran simplemente elegantes. Lentos. Estudiados. Como su sonrisa. Nunca te la ofrecía sin evaluarte previamente. Cualquiera que osara mirarla a los ojos adivinaría que había recibido una cuchillada mortal en el alma.
ALICE WALKER, En posesión del secreto de la alegría.