El Cúmulo de Alastor, un nodo de treinta mil estrellas vivas, incontables mundos muertos e ingentes cantidades de detritos interestelares, flota junto al borde interno de la galaxia, entre el Golfo Nonéstico y, a un lado, la Extensión Gaénica, distinguible como una neblina centelleante. Un notable espectáculo se ofrece a los ojos del viajero espacial, independientemente del ángulo desde el que se acerque: constelaciones que arrojan destellos blancos, azules y rojos; cortinas de materia luminosa, interrumpidas y/o oscurecidas en ciertos puntos por tormentas negras de polvo; corrientes de estrellas que vagan como al azar; espirales y salpicaduras de gas fosforescente.
¿Debe considerarse el Cúmulo de Alastor un segmento de la Extensión Gaénica? Los habitantes del Cúmulo, unos cuatro o cinco trillones de personas distribuidas en más de tres mil planetas, no suelen reflexionar sobre la cuestión, y la verdad es que no se consideran ni gaenos ni alastrides. Cuando se interroga al habitante medio acerca de su origen, cita en ocasiones su planeta nativo o, casi siempre, su región, como si el lugar fuera tan extraordinario, especial y célebre que su reputación corriera de boca en boca a lo largo y ancho de la galaxia.
El chovinismo palidecía ante la gloria del Conáctico, que gobernaba el Cúmulo de Alastor desde su palacio del planeta Númenes. El actual Conáctico, Oman Ursht, decimosexto de la dinastía Idite, solía reflexionar sobre el capricho del destino que le había procurado esta condición singular, y sonreía ante su propia irracionalidad; cualquiera en su posición se formularía, asombrado, la misma pregunta.
Los planetas habitados del Cúmulo tenían poco en común, salvo su falta de uniformidad. Eran grandes y pequeños, húmedos y secos, inofensivos y peligrosos, populosos y desérticos: no existían dos iguales. Algunos contaban con altas montañas, mares azules, cielos purísimos; en otros, capas de nubes flotaban eternamente sobre los páramos, y no había más variación que la alternancia de la noche y el día. Este planeta, de hecho, era Bruse-Tansel, Alastor 1102, con una población de doscientas mil almas, la mayoría establecidas en la región de Lago Estéril, donde trabajaban en el tejido de telas. Bruse-Tansel tenía cuatro espaciopuertos; el más importante era el que facilitaba el acceso a Carfaunge.