Yo empecé a notar algo raro en mi nena. Para empezar, se desarrolló a los 8 años. Una vecina me dijo que la llevara al médico. Y el doctor me dijo que en su cuerpito había señales de haber sido abusada. Hacía mucho tiempo que yo sospechaba que mi marido, el padre de la nena, hacía cosas que no estaban bien. Una noche, cuando ella tenía 7 u 8 meses, él estaba sobre la cuna y se puso mal cuando yo le pregunté qué estaba haciendo. Otra vez, cuando la nena tenía 5 o 6 años, también una noche, estaba al lado de la cama de ella. Yo fui a ver y le faltaba la bombacha. Le pregunté qué había pasado y él me dijo que seguro que la nena se la había sacado porque hacía mucho calor. No entiendo cómo no me di cuenta de lo que estaba pasando, si mi papá hacía lo mismo conmigo. Pero después de la vez que fui el médico ya no le creí más sus excusas. Entonces fui a la Comisaría de la Mujer e hice la denuncia. La nena nunca me confirmó nada pero tampoco me lo negó. Sin embargo, rechazaba mucho al padre, no quería que se le acercara, no quería saber nada con él. A partir de la denuncia, la nena entró en tratamiento psicológico, yo también fui a entrevistas. Él fue citado una vez por la Comisaría de la Mujer y dos veces por el Juzgado de Menores. Nunca fue. Empezó a tomar mucho, todo el día. Estaba muy mal. Y así terminó todo. Yo me separé de él. Una vez, dos meses después, un vecino me vino a avisar a una plaza, en la que estaba con mis hijos, que mi casa se estaba incendiando. Cuando fuimos corriendo desesperados nos enteramos. Él incendió la casa y luego se pegó un tiro. Después de bastante tiempo todos estamos mejor. Ayer, mi nena, que ahora tiene 14 años, fue la abanderada en la fiesta de la escuela. (María Marta, 54 años).