Cada intervención constituye, metodológicamente, una hipótesis de trabajo que, como punto de partida en el encuentro, irá orientando la multiplicidad de recursos de intervención que se irán construyendo a lo largo del proceso de consulta y orientación (Velázquez, 1998c).
Será necesario detectar en qué momento del relato deben incluirse preguntas que permitan esclarecer elementos oscuros o contradictorios. La pregunta no sólo ayuda a la consultante a comunicarse sino que también opera como un punto de apoyo al relato. La finalidad es recoger los datos que sean significativos para la marcha de la entrevista, pero estos deben tener la particularidad de no convertirse en una acción intrusiva que transgreda los límites de lo que la mujer no puede o no quiere contar.
La pregunta apela a los recursos conscientes de la consultante y se apoya en los datos que ella aporta. Pero quien la entrevista puede incluir otros elementos que considere significativos para guiar a la mujer a nuevas formas de acercarse al hecho violento. Al preguntar, se da la posibilidad de que ella misma se cuestione logrando que se desplace del lugar de víctima pasiva. Interrogarse sobre lo pasado le dará la oportunidad de hacerse nuevas preguntas y acceder a otros conocimientos sobre lo ocurrido. El efecto que suele provocar «escucharse decir» le dará un saber diferente sobre la realidad de lo padecido.
Otro elemento importante que se debe incluir en las entrevistas es la información que se necesita para comprender el hecho violento y sus efectos. Esta información puede referirse a los diferentes sentimientos y emociones que generalmente se vivencian a causa de la violencia, así como a los que pueden experimentar los familiares y amigos. También se deben proveer determinados datos referidos a las causas, la frecuencia y las formas en que son llevados a cabo los actos de violencia contra las mujeres. Estos datos suelen aliviar la ansiedad y la culpa que provoca creer que sólo ella fue violentada, y también resultan oportunos para dar respuesta a la pregunta que se hacen estas mujeres «¿por qué a mí?».
En la marcha de las entrevistas también suele ser necesario realizar algunas sugerencias referidas al cuidado y al manejo de los vínculos sociales. Todo esto permitirá reordenar la vida cotidiana alterada por el ataque y también permitirá reforzar las funciones yoicas vinculadas a asociar, anticipar, explorar y ampliar el registro perceptual de riesgo.
En algunos casos es necesario que las sugerencias sean orientaciones directivas, sobre todo cuando está comprometida la integridad personal, puesto que la extrema ansiedad y angustia que experimenta la mujer que fue violentada suele no permitirle utilizar eficazmente esos recursos yoicos que la podrían proteger de situaciones de riesgo. Durante las entrevistas, también será necesario incluir determinados señalamientos que brinden otras formas de conexión con la experiencia violenta. Estos señalamientos tienen la finalidad de ayudar a rescatar los elementos más significativos de lo ocurrido antes, durante y después del ataque, y las acciones que se fueron desplegando aunque no exista conciencia de ello. Los señalamientos también pueden ayudar a relacionar los diferentes problemas que se deben afrontar a partir de la violencia padecida y a implementar aquellos recursos subjetivos que permitan resolverlos.
Es necesario, en ocasiones, ayudar a clarificar algunos momentos del relato que pueden aparecer confusos y contradictorios dificultando la percepción de sí y la comprensión de lo ocurrido.
Un recurso eficaz para la marcha de las entrevistas consiste en realizar una síntesis de los elementos más significativos de la narración. Esto suele favorecer la continuidad del relato que puede estar bloqueada a causa del impacto que provoca revivir lo ocurrido. La síntesis de cada encuentro posibilitará que se pueda continuar reflexionando aún fuera de la situación de entrevista. En este sentido, una técnica útil es que al final de cada encuentro, como al principio del siguiente, se resuma lo trabajado hasta el momento.