Epílogo
La carta

A su graciosa majestad, Silveran, Orador de los Soles, de lord Kemian Ambrodel, actualmente en Pax Tharkas.

»Gran Orador: Deseo daros mis más cordiales felicitaciones en este primer aniversario de vuestra ascensión al trono. Todo Qualinesti está orgullosa de la gran labor que habéis realizado siguiendo los pasos de vuestro estimado padre, el anterior Orador, Kith-Kanan.

»Los preparativos del panteón, donde recibirá definitiva sepultura vuestro padre, están casi ultimados. Se están dando los últimos toques, y Feldrin Feldespato está supervisando personalmente la terminación de la tumba. Antes del equinoccio otoñal, todo estará dispuesto para recibir al anterior Orador en su lugar de descanso final.

»Con relación a los otros asuntos acerca de los que me escribisteis, puedo deciros lo siguiente. Del príncipe Ulvian no tenemos noticias fidedignas, aunque circulan muchos rumores sobre él. Una semana oímos que está viviendo en Daltigoth, como huésped mimado del emperador de Ergoth; a la siguiente semana se sabe de “fuentes dignas de confianza” que el príncipe vive en extrema pobreza en Balifor. La sugerencia del general de la Guardia, lady Verhanna, de enviar a su explorador a Balifor para descubrir la verdad, es una buena idea. Si hay alguien capaz de encontrar al príncipe Ulvian, es Rufus Gorralforza.

»La afluencia de viajeros desde el este sigue disminuyendo. Algunos silvanestis, recién llegados, dicen que el Orador de las Estrellas, Sithas, planea cerrar la frontera para frenar la inmigración. Personalmente, esta posibilidad no me desagrada. Cuanta más gente abandona Silvanesti, más peligrosas se hacen las relaciones con el antiguo país, y se acrecienta su envidia por nuestro bienestar.

»Como gobernador de Pax Tharkas, también puedo informar a vuestra majestad que todo va sobre ruedas aquí.

»Los enanos son aliados admirables y, desde la llegada del Segundo Regimiento de la Guardia del Sol, el bandidaje ha desaparecido por completo en la región de las montañas Kharolis. El rey de Thorbardin está muy complacido con ello. Adjunto a esta carta una misiva del rey, en la que expresa su gratitud a vuestra majestad por la guarnición de guerreros. El rey también espera que se inicien pronto los trabajos de minería en las proximidades, y dice que la riqueza mineral de las montañas será extraordinariamente lucrativa para ambos reinos.

»Ahora, si me lo permitís, quisiera pediros un favor.

»Durante muchos años, he admirado al general de la Guardia lady Verhanna. Ahora que el periodo de luto por el Orador Kith-Kanan ha finalizado, me pregunto si querríais sacar a colación el tema del matrimonio con vuestra estimada hermana en mi nombre. Hago esta petición por dos razones, majestad. La primera, que ella es de sangre real y, por ende, necesita vuestro permiso para casarse. Y, en segundo lugar, somos compañeros oficiales, y no me atrevo a abordarla con un asunto tan delicado. Sería una infracción de la disciplina.

»Si consideráis correcto y prudente, gran Orador, hacer esto por mí, me haríais inmensamente feliz y mi gratitud no tendría límites. Amo a lady Verhanna desde hace muchos años, pero no me he atrevido a revelar mis sentimientos a una guerrera tan formidable. Con vuestro respaldo, creo que tendría la oportunidad de conseguir su mano.

»Es todo cuanto tengo que deciros. Que los dioses sonrían a vuestra majestad, os concedan sabiduría, y continúe la buena suerte iniciada ya bajo vuestro joven reinado.

»Vuestro más humilde y obediente servidor,

lord Kemian Ambrodel gobernador de Pax Tharkas»