BERALDO.— ¿Qué te ha parecido? ¿No es esto más saludable que un purgante…? Es necesario que hablemos unos momentos mano a mano.
ARGAN.— Aguarda, que ahora vuelvo.
ANTONIA.— Tomad… Ya se os olvidaba que no podéis andar sin apoyaros en el bastón.
ARGAN.— Es verdad…