Escena IV

ANTONIA (Entrando y con burla).— Señor, me vuelvo atrás de todo lo que os dije ayer y me pongo de vuestra parte. Ahí están el señor Diafoirus y su hijo, que vienen a saludaros. ¡Qué buen yerno tendréis! No hay joven más lucido ni más inteligente en el mundo. No ha dicho más que dos palabras que me han maravillado; vuestra hija va a quedar encantada.

ARGAN (A Cleonte, que hace intención de salir).— No os marchéis. Caso a mi hija, y he aquí que le traen a su futuro esposo, al que aún no conoce.

CLEONTE.— Me honráis demasiado, señor, haciéndome testigo de esta escena.

ARGAN.— Él es hijo de un médico afamado. Espero que dentro de cuatro días celebraremos la boda.

CLEONTE.— Muy bien.

ARGAN.— Avisad a vuestro amigo, el maestro de música, para que no falte a la ceremonia.

CLEONTE.— No faltará.

ARGAN.— Y a vos también os ruego que asistáis.

CLEONTE.— Honradísimo.

ANTONIA.— Preparaos, que ya están aquí.