(Es de noche, y Polichinela viene a dar serenata a su amada. Le interrumpen, primeramente, los violinistas, contra los cuales monta en cólera, y después, la patrulla compuesta de músicos y danzantes).
POLICHINELA.— Oh, amor, amor, amor, amor.…! ¿Qué diablos de fantasías se te han metido en la cabeza, desdichado Polichinela? Abandonas tu negocio y olvidas completamente todas tus atenciones. No comes apenas si bebes, pasas las noches en claro, y todo esto ¿por qué? .… Por una dragona, una verdadera dragona; una diablesa, que te rechaza y que se burla de cuanto le digas. Pero es inútil razonar sobre este punto, pues eres tú, Amor, quien lo ordena, y es necesario enloquecer, como les ha sucedido a tantos otros. Verdaderamente, no es esto lo que mejor le cuadra a un hombre de mis años; pero.… ¿qué le vamos a hacer? La indiscreción no depende de nuestra voluntad, y un viejo puede perder la cabeza de igual modo que un mozalbete.… Voy a ver si logro amansar un tanto a mi tigresa dándole serenata. En ocasiones, no hay nada tan conmovedor como un amante que se llega a la puerta de la adorada y le canta sus dolencias a los goznes y los cerrojos. He aquí con qué acompañar mi voz. ¡Oh noche, querida noche; lleva mis cuitas amorosas hasta el mismo lecho de mi inflexible!
(Canta).
Notte e di v’amo e v’adoro.
Cerco un sí per mio ristoro;
ma si voy dite di no,
Bell’ingrata, io moriró.
Fra la speranza
s’afflige il cuore,
in lontananza
consuma l’hore;
sí dolce inganno
che mi figura
breve l’affano
ahi, troppo dura!
Cosi per tropp’amar languisco e muoro.
Notte e di v’amo e v’adoro.
Cerco un sí per mio ristoro;
ma si voy dite di no,
Bell’ingrata, io moriró.[8].
Se non dormite
almen pensate
alle ferite
ch’al cuor mi fate;
deh! almen fingete
per mio conforto
se m’uccidete
d’haver il torto:
vostra pieta mi scemeta’il martoro.
Notte e di v’amo e v’adoro.
Cerco un sí per mio ristoro;
ma si voy dite di no,
Bell’ingrata, io moriró.[9].
(Aparece en la ventana una vieja, que le responde, burlándose de él:).
Zerbinetti, ch’ogn’hor con finti sguardi,
mentiti desiri,
fallaci sospiri,
accenti buggiardi,
di fede vi pregiate,
ah! che non m’ingannati.
Che gia so per prova,
ch’in voi non si trova
costanza né fede.
Oh! quanto é pazza colei che vi crede.
Quei sguardi languidi
non m’innamorano,
quei sospir fervidi
piú non m’infiammano;
Credet’a me
che gia so per prova
ch’in voi non si trova
costanza né fede;
Oh, quanto é pazza colei que vi crede!
(Los violines comienzan a tocar).
POLICHINELA.— ¿Qué impertinente armonía ésta, que viene a interrumpir mi voz?
(Violines).
POLICHINELA.— ¡Por vida de…! ¡Callen esos violines! Dejad que lamente a mis anchas las crueldades de mi inexorable.
(Violines).
POLICHINELA.— ¡Silencio os digo! Soy yo quien desea cantar.
(Violines).
POLICHINELA.— ¡Callaos!
(Violines).
POLICHINELA.— ¡Hola!
(Violines).
POLICHINELA.— ¡Ay, ay, ay!
(Violines).
POLICHINELA.— ¿Es una burla?
(Violines).
POLICHINELA.— ¡Oh, qué zalargada[10]!
(Violines).
POLICHINELA.— ¡Qué el diablo os lleve!
(Violines).
POLICHINELA.— ¡Maldita Sea!
(Violines).
POLICHINELA.— ¿No os callaréis.…? ¡Por vida de Dios!
(Violines).
POLICHINELA.— ¿Aún más?
(Violines).
POLICHINELA.— ¡Mala peste de violines!
(Violines).
POLICHINELA.— ¡Vaya Una musiquita imbécil!
(Violines).
POLICHINELA (Canta, remedando a los violines, para burlarse de ellos).— La, la, la, la, la.
(Violines).
POLICHINELA.— La, la, la, la, la.
(Violines).
POLICHINELA.— La, la, la, la, la.
(Violines).
POLICHINELA.— La, la, la, la, la.
(Violines).
POLICHINELA (Con el laud en la mano, haciendo como si punteara en él, pero imitando con la boca el sonido).— Plin, plan, plun, plin.… De veras que esto es muy divertido. Continúen, señores violinistas, porque me agrada extraordinariamente. Vamos, sigan tocando.… Al fin, los he hecho callar. La música ésta acostumbra a no hacer nunca lo que se le pide. ¡Volvamos a lo nuestro! Antes de comenzar el canto, conviene preludiar algunas tocatas para ponerse a tono. Plan, plan, plan.… Plin, plin, plin.… Mal tiempo para afinar el laúd. Plin, plin, plin. Plin, plan. Plan, plan. Con la humedad que hace se aflojan las cuerdas. Plin, plan.… Siento ruido. Pongamos el laúd contra la pared.
(Pasa una ronda de alguaciles, que acude al ruido y pregunta, cantando).
LA RONDA.— ¿Quién va.…? ¿Quién va.…? ¿Quién va.…?
POLICHINELA (Alterado).— ¡Yo, yo, yo!
LA RONDA.— ¿Quién va.…? ¿Quién va, pregunto?
POLICHINELA.— Os respondo que yo.
LA RONDA.— Y ¿quién eres tú?
POLICHINELA.— ¡Yo, yo, yo, yo, yo, yo!
LA RONDA.— ¡Di tu nombre!
POLICHINELA (Dándoselas de bravo).— Me llamo.… ¡qué os ahorquen!
LA RONDA.—
¡A mí.…! ¡Venid.…! ¡Aquí!
¡Prended al insolente
que nos contesta así!
BAILABLE
(Entra la patrulla de músicos y danzantes, que en la obscuridad finge buscar a Polichinela).
(Tocan y bailan).
POLICHINELA.— ¿Quién va?
(Tocan y bailan).
POLICHINELA.— ¿Quiénes son éstos pícaros?
(Tocan y bailan).
POLICHINELA.— ¡Eh!
(Tocan y bailan).
POLICHINELA.— ¡Hola.…! ¡Mis lacayos, mis gentes!
(Tocan y bailan).
POLICHINELA.— ¡Tendré que matarlos!
(Tocan y bailan).
POLICHINELA.— ¡Acribillarlos!
(Tocan y bailan).
POLICHINELA.— ¡Tumbarlos!
(Tocan y bailan).
POLICHINELA.— ¡Los de Champaña, Poitevin, Picardía; vascos, bretones.…!
(Tocan y bailan).
POLICHINELA.— ¡Dadme mi mosquete!
(Tocan y bailan).
POLICHINELA.— (Hace como si disparara). ¡Pum!
(Todos los que componen la patrulla se echan a tierra, escabulléndose luego).
POLICHINELA.— (Riendo con mofa). ¡Ja, ja, ja! ¡Los he aterrado! ¡Vaya unos imbéciles; se asustan de mí, que estoy muerto de miedo.…! Indudablemente, no hay como coger la vez; si yo no me las doy de gran señor y me las hecho de bravo, me aspan.…! ¡Ja, ja, ja!
(Los Alguaciles, que se han aproximado y lo escuchan, le echan mano).
LA RONDA.— ¡Venid, que ya es nuestro.…! ¡Vamos, traed luces!
BAILABLE
(Los Alguaciles entran con linternas).
ALGUACILES.— ¡Ah, bribón, traidor, granuja.…! ¡Temerario, imprudente, merodeador, ahorcado.…! ¿Querías asustarnos?
POLICHINELA.— ¡Es que estoy bebido, señores!
ALGUACILES.— ¡No te valdrán excusas.…! Para que aprendas, ¡a la cárcel.…! ¡Vamos, a la cárcel!
POLICHINELA.— ¡Señores, que no soy un ladrón!
ALGUACILES.— ¡A la cárcel!
POLICHINELA.— Pero ¿qué he hecho yo?
ALGUACILES.— ¡Vamos andando! ¡A la cárcel!
POLICHINELA.— ¡Déjenme marchar!
ALGUACILES.— ¡No!
POLICHINELA.— Os lo ruego.
ALGUACILES.— ¡No!
POLICHINELA.— ¡Por favor!
ALGUACILES.— ¡Qué no!
POLICHINELA.— ¡Señores!
ALGUACILES.— ¡No, no y no!
POLICHINELA.— ¡Por caridad!
ALGUACILES.— ¡No!
POLICHINELA.— ¡En nombre del cielo!
ALGUACILES.— ¡No!
POLICHINELA.— ¡Piedad!
ALGUACILES.— ¡No, no y no! Es preciso que aprendas. ¡A la cárcel!
POLICHINELA.— ¿No habrá nada que pueda enterneceros?
ALGUACILES.— Es fácil conmovernos, porque tenemos un corazón más humano de lo que se cree. Dadnos buenamente seis luises para echar un trago y os dejamos marchar.
POLICHINELA.— Créanme, señores; les aseguro que no llevo ni un céntimo encima.
ALGUACILES.— Pues elegid entre seis luises, treinta cocas o doce palos.
POLICHINELA.— Si no hay otro remedio, prefiero las cocas.
ALGUACILES.— Preparaos, y llevad bien la cuenta.
BAILABLE
(Los Alguaciles bailan, y al compás de la danza le van dando cocas).
POLICHINELA.— Uno y dos, tres y cuatro, cinco y seis, siete y ocho, nueve y diez, once y doce, trece y catorce y quince…
ALGUACILES.— ¡Alto, que ha hecho trampa.…! Volvamos a empezar.
POLICHINELA.— ¡Bueno está ya, señores, que tengo la cabeza hecha una breva.…! ¡Preferibles son los palos!
ALGUACILES.— Está bien. Si al señor le agradan más los palos, estamos dispuestos a complacerle.
BAILABLE
(Bailan y al compás de la danza le apalean).
POLICHINELA.— Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, ¡ay.…!, ¡ay.…!, ¡ay.…! ¡No puedo aguantar más.…! Ahí van, señores, los seis luises.
ALGUACILES.— ¡Hombre más honrado.…! ¡Alma más noble! Quedaos con Dios, señor.… Adiós, señor Polichinela.
POLICHINELA.— Buenas noches.
ALGUACILES.— Quedaos con Dios, señor.… Adiós, señor Polichinela.
POLICHINELA.— Servidor.
ALGUACILES.— Quedaos con Dios, señor.… Adiós, señor.
POLICHINELA.— Hasta la vista.
(Los Alguaciles bailan, haciendo sonar el dinero).
FIN DEL PRIMER INTERMEDIO