ANTONIA (Entrando).— ¡Ya va!
ARGAN.— ¡Ah, perra!
ANTONIA (Fingiendo haberse dado un golpe en la frente).— ¡Malhayan vuestras impaciencias…! De tal modo la aturrulláis a una, que a poco si me dejo los sesos en el quicio de un postigo.
ARGAN(Furioso).— ¡Traidora!
ANTONIA (Sin dejar de quejarse para interrumpirle e impedir que grite). —¡Ay!
ARGAN.— Hace…
ANTONIA.— ¡Ay!
ARGAN.— ¡Hace una hora…!
ANTONIA.— ¡Ay, ay!
ARGAN.— ¡… que me has abandonado!
ANTONIA.— ¡Ay!
ARGAN.— ¡Calla, granuja, y déjame que te reprenda!
ANTONIA.— ¡Eso es…! Encima de lo que me he hecho…
ARGAN.— Tú me has hecho a mi desgañitarme, carroña.
ANTONIA.— Y yo me he roto la cabeza; váyase una cosa por la otra. Estamos en paz.
ARGAN.— ¡infame!
ANTONIA.— Si continuáis regañándome, lloro.
ARGAN.— ¡Abandonarme así!
ANTONIA.— (Insistiendo en su propósito de no dejarle hablar). ¡Ay, ay, ay!
ARGAN.— ¡Lo que tú pretendes, perra…!
ANTONIA.— ¡Ay, ay!
ARGAN.— ¿Pero no he de tener ni la satisfacción de reñirte?
ANTONIA.— ¡Reñid, renid hasta que os hartéis!
ARGAN.— ¡Si no me dejas, ladrona! ¡Si me interrumpes a cada palabra!
ANTONIA.— Si vos tenéis la satisfacción de reñir, ¿por qué no he de tener yo la de llorar? A cada uno lo suyo ¡Ay, ay!
ARGAN.— ¡Habrá que aguantarse…! Quítame esto, granuja, quítame esto. (Se levanta). ¿Me ha hecho bastante operación la lavativa?
ANTONIA.— ¿La lavativa?
ARGAN.— Si. ¿He echado mucha bilis?
ANTONIA.— ¡A mí qué me importa! Eso no es cuenta mía; eso se queda para el señor Fleurant. Él es el que debe meter la nariz, ya que es él quien cobra las ganancias.
ARGAN.— Que me tengan preparada una taza de caldo para tomarla con la poción que me toca ahora.
ANTONIA.— ¡Bien se divierten a vuestra costa los señores Fleurant y Purgon! Han encontrado una vaca y la ordeñan a gusto. Quisiera yo saber qué enfermedad es la vuestra, que necesita de tantos remedios.
ARGAN.— ¡Calla, ignorante! ¿Quién eres tú para, criticar las prescripciones de la medicina…? Ve a llamar a mi hija Angélica, que tengo que hablarle.
ANTONIA.— Aquí viene. Parece que ha adivinado vuestros deseos.