No nos cansaremos de repetirle el gran consejo sobre el embrollo autonómico: si pasa algo, por favor, que pase en el centro de una comunidad. Ahora bien, si le decimos que lo que pasa tiene una extensión de sesenta y cinco mil hectáreas, ¿dónde lo mete? Esta es la superficie del Parque Nacional de los Picos de Europa, que es el segundo más visitado de los catorce existentes en nuestro país. Lo de parque nacional es un nombre sin contenido, pese a que, como se habrá figurado, semejante extensión afecta a más de una comunidad. En este caso a Castilla y León, Asturias y Cantabria. Pues bien, debe saber que somos el único país del mundo donde los parques nacionales no los gestiona el Estado, sino las regiones.
Así que, a principios de 2011, las tres comunidades se hicieron con el control del parque mediante un consorcio con una estructura confederal. Es decir, no hay un director, sino tres codirectores y la portavocía rota, cambia cada año. La sede está en Oviedo pero hay dos subsedes más, en León y Santander. ¿A qué le suena? Más organismos y más dinero para alimentar burocracia por triplicado. En septiembre de 2011 se reunieron las tres comunidades por primera vez, tras seis años de negociaciones previas. ¿Sabe cuál fue la primera medida de su primera reunión? Reclamar al gobierno central 5,5 millones de euros.
Los grupos ecologistas siempre han considerado que la gestión de los parques nacionales debería de ser única, para el Estado. En este caso, temen que cada comunidad luchará para beneficiar la actividad de la parte que está dentro de su territorio: turismo en Cantabria, caza en Castilla y León y ganadería en Asturias. Por ejemplo, la caza deportiva se permite en el lado leonés y posiblemente se autorice en el lado asturiano; sin embargo, nunca se ha cazado en el lado cántabro. Después está el problema del lobo. En Cantabria no se puede cazar, es especie protegida, en Castilla y León sí y en Asturias no saben, no contestan. Además, hay de por medio un proyecto de estación de esquí en un lado que no quieren los del otro, depuradoras en la vertiente leonesa que no funcionan, etc. Si han tardado seis años en crear un consorcio, lo que antes hacía el Estado, ¿qué pasará cuando discutan sobre las aportaciones económicas de cada comunidad al parque? ¿Se imagina?:
—Como tengo menos superficie dentro de mi territorio que el de Castilla y León pagaré menos —diría el representante de Asturias.
—¿Cómo? Eso no te lo crees ni tú, porque la mayoría de visitantes viene por tu lado.
—El que no va a pagar si seguís así soy yo, que soy el que menos personal tiene —diría el representante cántabro.
—Mira —comentaría uno de ellos—, no empecemos como con lo del esquí.
Se refiere a la estación invernal más importante de la Cordillera Cantábrica, situada en los Picos de Europa, con tan mala suerte que está entre dos territorios: Asturias (Fuentes de Invierno) y León (Puerto de San Isidro). Pues bien, hasta hace poco, los esquiadores tenían que andar con cuidado por el ámbito en el que se movían, porque los pases para los remontes de un lado no servían para los del otro.