Si no tienes trabajo, la comunidad te lo da

Seguro que usted, para resolver cualquier trámite, habrá tenido más de una oportunidad de tratar a funcionarios. Sabemos que tiene una opinión bien formada. Lo dejamos ahí.

Un amigo funcionario nos confesaba que parecía que tenía que estar pidiendo perdón a todas horas por la fama que les precede. «El problema —comentaba— es que pagan justos por pecadores. Si resuelves los expedientes que tienes asignados mientras que tu compañero navega por Internet, tu jefe en vez de premiarte y castigar al otro lo que hace es que las siguientes carpetas te las pone encima de la mesa y, disculpándose, te dice: “Es que eres el que me sacas el trabajo adelante”». En la Administración al que es eficaz se le premia con más trabajo y al inoperante se le deja tranquilo. «Conozco un caso —comenta este amigo— en un aeropuerto en el que un subordinado pegó a su jefe. No le pudieron despedir porque era funcionario. Así que le ascendieron porque esta era la única forma de cambiarle de lugar de trabajo y no cruzarse con su antiguo superior. Si un funcionario en Italia tiene tres faltas graves, le expulsan. Aquí es imposible. A lo sumo, una inhabilitación temporal».

Pongamos que un funcionario lo haga igual de bien que otro, pero que trabaja en otra autonomía. Las diferencias salariales por hacer el mismo trabajo con la misma antigüedad pueden llegar hasta los 7.000 euros anuales. Básicamente, el Estado, a través de los presupuestos, regula los sueldos y luego cada comunidad los complementa a discreción. ¿Sabe cuánto gana un médico canario más que un extremeño? 400 euros más al mes con el mismo puesto y las mismas condiciones.

Datos de julio de 2011 de la Encuesta de Población Activa (EPA). Así, sin prólogos, en frío: en España viven del sector público, entre funcionarios, personal laboral, cargos a dedo, empresas públicas… más de 3.220.000 personas. Aparte están los cien mil cargos políticos que nos representan. Pero no se crea que los anuncios de quiebra de los ayuntamientos, de que no hay para pagar la luz de las bibliotecas, de que no queda más remedio que cerrar ambulatorios les frena; no. ¡Se sigue aumentando la plantilla! ¡Pero que ya no caben, oiga! Según estos datos el sector público creció en 131.900 trabajadores más que el año anterior. La mayor parte de las autonomías crecieron en 60.000 empleados y las entidades locales incorporaron a 35.400 trabajadores más. Incluso cuando en octubre de 2010 el ministro de Trabajo aseguró que el paro había aumentado hasta los cinco millones por culpa de los despidos en las administraciones públicas en el último trimestre, no era cierto. Según la EPA los empleados públicos habían crecido respecto al trimestre anterior en más de tres mil personas. Ha habido casos llamativos. Como el de Cataluña, donde el sector público ha creado empleo (16,8 por ciento), prácticamente al mismo ritmo que el sector privado lo ha destruido (16 por ciento).

¿Se imagina el momento en que todos seamos del sector público y haya uno que trabaje y encima se ponga malo? En algunas comunidades hemos estado ahí, ahí. A mediados de 2009 el Gobierno balear contaba en la Conselleria de Agricultura con cuatrocientas cuarenta personas. Bien, pues sin contar a los que tienen un huerto para autoconsumo y como hobby, ¿sabe cuántos agricultores profesionales había entonces en Baleares? Solo cuatrocientos treinta. Así, como lo oye: cada agricultor tocaba a un empleado público y un poquito. No era de extrañar que se quejasen de que las inspecciones a sus instalaciones las hacían hasta tres técnicos diferentes. Para los que eran, hasta parecen pocas. Hubiese sido mejor para el sector agrícola de la isla que se quedasen todo el día con él y así le echasen una mano para sembrar… ¿Se imagina? Llega el payés a casa:

—¡Uf, qué cansado estoy! Ha sido un día muy duro.

—No te preocupes, que te estoy haciendo unos huevos fritos para chuparse los dedos. Te los dejo en la mesa de la cocina. La ropa de mañana ya te la he dejado preparada. ¡Uf! ¡Qué hora es! Me tengo que ir a fichar a la Consejería. Ahí te dejo, ¡hasta luego!

—Hasta luego, Contreras. Mañana te espero. ¡Ah!, y no te olvides de traer la leche.

El caso es que ¿sabe cuánto ha crecido el sector público? Hemos pasado de los dos millones y medio de empleados en 2000 a los tres millones doscientos mil en 2010. Y eso en plena crisis. No es de extrañar que más de dos tercios de los jóvenes quieran ser funcionarios.

Después de Ceuta y Melilla, donde la media está muy influida por los numerosos militares que hay, Extremadura es la región en la que el porcentaje de empleados públicos en relación a la población activa es mayor, un 20 por ciento trabaja para alguna administración.

¿Qué le parece si nos hacemos una escapadita por los lugares más pintorescos del funcionariado?

Empezamos en Extremadura, en el Ayuntamiento de Madroñera. Con poco más de dos mil habitantes tenía ciento cuarenta empleados públicos, que a finales de 2011 eran noventa. Eso sí, el ayuntamiento está en ruinas y ya hace varios meses que no cobran. Bajamos a la Línea (65.000 habitantes), en Cádiz, donde la alcaldesa, Gemma Araujo, reconoció a El Mundo que es insoportable mantener una plantilla de cerca de novecientas personas, «muchas de las cuales sin saber a qué se dedican». Cruzamos a otro sitio en la costa. En Calpe, Alicante, uno de cada cincuenta vecinos empadronados trabaja para el ayuntamiento. No extraña que el alcalde diga que está harto: «Somos el ayuntamiento de la Comunitat Valenciana con mayor número per cápita de funcionarios y personal laboral». Sin salir de Alicante, en Orihuela les pasa un poco lo mismo: su concejal de Personal y Recursos Humanos, Asunción Mayoral, dijo en agosto de 2011 que había empleados del ayuntamiento que cobran su salario sin aparecer a trabajar y denunció que algunos perciben hasta dos incentivos por tareas que dejaron de hacer hace tiempo.

Si usted es extranjero, ¿podría aclararnos una duda? ¿En su país existen albañiles funcionarios? Porque en España sí. Hojeando el número 81 del BOJA (Boletín Oficial de la Junta de Andalucía) de 2008, tropezamos con oposiciones para plazas de albañil en el Servicio de Salud. Reconozcamos que nunca lo habíamos oído. ¿Tantos tabiques se caen que tienen que hacer fijo al personal encargado de repararlos? ¿No pueden hacer como todo el mundo, contratarlos hasta que dure la obra? Así, inventando plazas, llegamos a crear, a finales de 2010, la friolera de ciento cincuenta y ocho empleados públicos al día. No solo eso, ¿sabía que algunos ayuntamientos pagan un plus de puntualidad a los funcionarios? No es una errata… un plus de puntualidad. ¿Qué les darán si hacen horas de más?