Pero la estupidez no solo se ve en las grandes obras. Cuántos de nosotros no habremos visto obras inútiles a una escala menor. Por ejemplo, en el pueblo de Huelva donde veranea quien esto escribe, un alcalde proyectó una piscina municipal. Se hicieron las primeras obras, el agujero, la cimentación, etc. Mientras esto sucedía, perdió las elecciones, así que el siguiente alcalde, como eso de compartir cartel de méritos no debía de ir con él, comenzó la piscina en otro punto del pueblo. Otra vez las obras, más obras. Argumentó que la anterior ubicación no era buena porque estaba próxima a una cuadra. El lugar donde la construyó él, ¿sabe qué tenía al lado? Sí, otra cuadra.
Lo curioso es que todas las autonomías españolas quieren ser como Alemania, en su equívoca idea de que tienen más autogobierno, pero ¿qué dicen los de allí?: «Construir en España es saltar a caballo sin silla de montar».
No se puede ser más gráfico. Lo dice David Chipperfield, no el mago, no, es un reconocido arquitecto autor de la Ciutat de la Justícia de Barcelona. Como señala Chipperfield, una obra está aprobada y todo empieza a funcionar hasta que… ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Un derrumbe? No, peor todavía: unas elecciones. «Las obras se detienen para que el nuevo responsable político reconsidere el proyecto», y si este es de otro partido… apaga y vámonos, empiezan las modificaciones o incluso la paralización completa del proyecto. «En Alemania, el sistema es predecible. No permite las improvisaciones», señala.
Como anécdota podemos recordar lo que pasó en los años cuarenta. Uno no sabe si es que Franco no permitía las improvisaciones, como dice el arquitecto alemán, o más bien no era muy listo. El caso es que a él le colaron la más grande: el edificio de los Nuevos Ministerios en Madrid. La planta se diseñó en tiempos de la República, pero este tótem de oficinas ministeriales se construyó durante la dictadura siguiendo sus planos. Y así se hizo. Si lo observan desde un punto elevado o siguen su perímetro, verán que el edificio tiene la planta de la hoz y el martillo, símbolo comunista… desde luego que se la colaron.
No solo a los arquitectos extranjeros, hasta a los actores de Hollywood les ha llamado la atención la fiebre constructora de los gobiernos locales de nuestro país. Al actor Danny DeVito se le atribuye esta frase en una visita a Madrid: «Madrid es muy bonita, pero lo será aún más cuando encuentren el tesoro». Se refería a la gran cantidad de zanjas que estaban abiertas por toda la capital. Algunas calles se levantaban hasta siete veces en un plazo de seis semanas para realizar acometidas. No somos ingenieros, pero ¿no hubiese sido más fácil hacerlo todo a la vez? En una calle el tramo de carril bici se construyó sin problemas. Estos surgieron al día siguiente, cuando el autobús no podía circular por ella debido a que el carril había estrechado demasiado el paso. Así que… otra vez obras para acortar el ancho de la pista para las bicicletas. Aún seguimos sin ser ingenieros, pero ¿no hubiese sido más fácil medir antes el ancho del autobús? Vaya multiplicando chapuzas como esta y súmeles faraónicas obras para que puedan encajar la cifra que viene a continuación.