Dentro de palacio es una cosa y de cara a la galería otra muy distinta. Campañas de publicidad, televisiones públicas a merced de los políticos, proyectos de promoción, inauguraciones, es todo lo necesario para que la clase política pueda promocionarse frente a los ciudadanos.
Desde el momento en que se toma posesión del cargo comienzan los gastos superfluos. Por ejemplo, con las fotos oficiales de los presidentes. Cuando Montilla llegó al frente de la Generalitat catalana, su gabinete se puso en contacto con la prestigiosa fotógrafa María Espeus. La profesional había trabajado en campañas publicitarias de reputadas marcas. En su catálogo aparecían clientes como Toni Miró, Burberry o Cutty Sark. Otros fotografiados de la esfera política también habían posado frente a su objetivo, entre ellos Zapatero, Jordi Hereu o Maragall. Así que Presidencia decidió que la foto oficial del president se la haría ella. Una fría mañana, Montilla salió al patio de los Naranjos de la Generalitat para encontrarse con la fotógrafa y enseñarle su mejor perfil. Era invierno y se dispusieron radiadores alrededor del andaluz para que su cara no padeciese esa mueca que aparece cuando el frío atenaza los huesos. El presidente no utilizó ni estilista ni maquillaje, un ahorro considerable. La fotógrafa hizo su trabajo y la foto se convirtió en oficial. Esa imagen del presidente costó a los contribuyentes 7.385 euros de sus impuestos. Según declaraciones de la Oficina del Presidente, la foto costó 3.500 euros, lo que viene a ser el disparo, todos los demás gastos fueron para montaje, edición e instalación. Sería para las estufas, y menos mal que ya son digitales y no había que revelarlas.
El nuevo presidente, Artur Mas, se la ha encargado a otro profesional, en este caso fotógrafo de prensa de La Vanguardia, Pedro Madueño, y la factura ha ascendido a 324 euros. Un gasto que no llega ni al pico de la anterior instantánea. Aunque ¿no hay un fotógrafo oficial o un equipo de comunicación en Presidencia que lo pueda hacer, y que vaya en su sueldo? Bueno, a lo mejor no saben sacar el máximo partido a la imagen presidencial. Por eso le invitamos a que vea las dos fotos oficiales: están en Internet. No entraremos a valorarlas, porque es algo subjetivo. A ver cuál le gusta más, la cara o la barata.