El sueldo se lo pone usted

Imagínese que está en una entrevista de trabajo:

—Hola, le hemos elegido para que administre nuestra empresa. Ya sabe que no necesita un mínimo de estudios, y mucho menos idiomas. La afiliación política es imprescindible, y cuanto más joven sea, mejor. Entremos en materia, ¿cuánto quiere cobrar?

—¿Cómo? ¿Eso no lo tienen fijado? ¿Me puedo poner el sueldo que quiera? —le contestaría usted.

—Sí, sin problema.

—¿Y si digo que… 90.000 euros al año? ¿Tragarían?

—Claro, nada que objetar. ¿Quiere también dietas aparte? Además, ya sabe que si se sienta en un pleno o en una comisión también se lleva un extra. ¿Lo quiere?

—Pues hombre, ya que lo dice… —En ese momento miraría a todos los lados para saber dónde está la cámara oculta con la que le están gastando la broma.

—Por cierto, ¿ya sabe a la gente que quiere enchufar? Puede meterlos en diferentes niveles: desde conserjes a directores generales. Aun así yo le recomendaría el de asesor. Esta es la mejor opción, no tiene que molestarse en fabricar una oposición ad hoc y además cobran mucho más.

Pues créannos, este trabajo existe. El único asalariado de nuestro país que se fija el sueldo que quiere cobrar es el alcalde. En España no hay límite legal, solo moral, para que un alcalde se ponga el sueldo que quiera. Basta con que uno de ellos valore como quiera su trabajo para que el de al lado haga lo mismo. Así nos encontramos con María Casado, la alcaldesa de Alpedrete, una localidad madrileña de trece mil habitantes. Su compañero de partido, el alcalde de Tres Cantos, se subió el sueldo y el de los concejales entre el 16 y el 31 por ciento. Así que, para estar al mismo nivel, María Casado también se subió la paga hasta los 2.500 euros mensuales. Pero eso no es más que un tercio del de Las Rozas, Madrid, municipio de ochenta mil habitantes, que recibe cerca de 90.000 euros anuales.

¿Se dará cuenta del desfase respecto al resto de los mortales? El salario medio en España es de 22.500 euros y un 65 por ciento de los cerca de veinte millones de contribuyentes españoles cobra menos de 21.000 euros al año. Sería interesante saber qué piensan ellos al respecto. Una mujer, en mayo de 2011, preguntó a Bonifacio, cuando era alcalde de Las Rozas, si no le parecía razonable que había que apretarse el cinturón. ¿Está preparado? Esta es la respuesta: «De momento, este alcalde, sus concejales y los cargos de confianza desde el año 2008 nos hemos rebajado el sueldo el 2 por ciento. También te tengo que decir que no sé si soy uno de los alcaldes mejor pagados, pero creo que me lo gano con mi trabajo y no tengo que recurrir a otros aspectos ilícitos»… Ahí lo deja, aunque quizá razón no le falte, en las últimas elecciones municipales y autonómicas de 2011 se presentó un centenar de imputados en causas por corrupción, y muchos de ellos consiguieron su puesto.

El caso es que no son excepciones los alcaldes que cobran más de lo que gana el presidente del Gobierno: 78.185,14 euros. De hecho, hay catorce alcaldes de capitales de provincia que cobran más que él. En otros casos cobran más que su presidente autonómico. Por ejemplo, en Canarias, el alcalde de Teror (trece mil habitantes), Juan de Dios Ramos, cobra al año 73.542 euros, 4.213 más que el presidente de Canarias, Paulino Rivero. Uno puede pensar que les va muy bien a sus ayuntamientos y se lo pueden permitir. Sin embargo, cuando se hojea el resumen editado por el Ministerio de Hacienda sobre la deuda viva de los ayuntamientos a 31 de diciembre de 2010, algo no cuadra. La deuda viva es el dinero que los ayuntamientos deben al banco en créditos, no se incluye lo que deben a los proveedores. Pues bien, el municipio de Teror debe más de 9 millones.

La medida de subirse los sueldos es tan impopular que en gran parte de los ayuntamientos se siguen unos mismos patrones: los sueldos se aprueban en los primeros plenos de las legislaturas. Así ganan más dinero hasta las siguientes elecciones. Pasados los cuatro años, cuando la gente acude de nuevo a las urnas, pocos se acuerdan de esos primeros días. Además, las subidas se aprueban en un pleno matinal, dicen las malas lenguas que para que acudan menos vecinos, que a esas horas están trabajando. Por esta razón encontramos personajes como el alcalde de IU en La Rambla (Córdoba), con ocho mil habitantes, que se subió cerca de un 50 por ciento su sueldo.