Capítulo 55

DIRK aparta a Tamara con brusquedad y se dirige a la habitación de Eddie. Tiene que marcharse de Holanda cuanto antes, y necesita llevarse al niño para poder disponer de la fortuna de su madre. Según el testamento de Agnes, Dirk sólo puede retirar un millón de euros anuales de las cuentas del niño. Siempre y cuando vivan juntos.

—Eddie, nos vamos de viaje.

—¿Adónde? —pregunta el niño, sin levantar la mirada de su playstation.

—A visitar sitios nuevos.

—No quiero visitar sitios nuevos. Estoy bien aquí.

—Soy tu padre e irás donde yo te diga.

—¡Tú no eres mi padre!

—Tienes razón, pero me casé con tu madre y tienes que obedecerme.

Dirk abre el armario y saca una bolsa de deportes. Empieza a meter la ropa de Eddie en su interior.

—No voy a ir contigo.

Dirk está tentado de darle una bofetada, pero se acuerda de una de sus últimas conversaciones con Eddie y decide utilizar otra táctica.

—Si no quieres venir conmigo, no hay problema.

—¿No?

—No. Pero entonces tendría que meterte en un orfanato.

—No puedes hacer eso…

—Claro que puedo. ¿Quieres comprobarlo?

Eddie se levanta de la cama y ayuda a Dirk a meter sus cosas en la bolsa.

—¿Puedo llevarme mis tebeos?

—Coge lo que quieras, pero apúrate. No tenemos todo el día.

Salen poco después de la habitación. Dirk lleva la bolsa en una mano, y con la otra aferra el brazo de Eddie. Tamara les sale al paso en el recibidor.

—¿Adónde vas con el niño?

—Soy su padre y me lo llevo donde me da la gana.

—Creo que es mejor que hablemos…

—No te entrometas, Tamara. Estoy de muy mal humor.

—¿Por qué no tomamos un café?

Dirk aparta a Tamara de un empujón y camina hacia el coche, seguido de Eddie. Si no hay tráfico, en menos de dos horas estarán en Francia.