Capítulo 47

LA inspectora Molen ha acudido a casa de Denise nada más recibir su llamada. En el paquete debe de haber unos quinientos gramos de cocaína. Por una fracción de esa droga alguna gente estaría dispuesta a matar. ¿También Najib Ayoub?

Las cosas empiezan a encajar: Anita trabajaba para Najib, vendiendo pequeñas cantidades de droga. Un día, por un descuido de Najib o porque había depositado su confianza en ella, Anita tuvo a su alcance el golpe de su vida: con medio kilo de cocaína podía retirarse de la prostitución y huir adonde nadie pudiese seguirla.

Por desgracia para Anita, ambos sueños se han hecho realidad, aunque no en la forma en que ella esperaba. Najib la había localizado antes de que pudiese vender la droga y huir. La noche de su muerte había estado esperándola frente al hotel Little Holland. Cuando Dirk Grijn se marchó, había subido a la habitación y amenazado a Anita para que le desvelase el escondite de la droga. Le había dado varios golpes para asustarla, y después le asestó el golpe de gracia.

Najib se convierte así en el principal sospechoso, pero algo no encaja. ¿Por qué iba a matar a Anita antes de que revelase el paradero de la droga? Ella era la única persona que sabía dónde estaba escondida. Quizá Najib sólo pretendía asustarla, y la muerte había ocurrido de forma accidental.

El libanés tiene una coartada para aquella noche, pero no es muy sólida por ser su mujer quien se la proporciona. No se habían encontrado huellas dactilares de Najib en la habitación, quizá porque había usado guantes.

Lo que aquél sin duda posee es un móvil: recuperar la droga robada por Anita. ¿Con qué pruebas podía acusarlo? En la bolsa donde estaba la cocaína no había una tarjeta de visita de Najib, y Cristina no podía demostrar que era su propietario; ni tampoco que había asesinado a Anita Roek. Si quería implicarlo en el asesinato, debe demostrar que es el propietario de la droga.

—¿Mataron a Anita por esa cocaína? —le pregunta Denise a Cristina.

—Me temo que sí.

—¿Se jugó la vida por un poco de dinero?

—Por mucho dinero.

—Todavía no entiendo por qué lo hizo.

—Tendrá que ir al cementerio a preguntárselo. Yo tampoco lo entiendo.

Denise toma aire antes de hablar. Se frota las manos con nerviosismo.

—Hay algo que tengo que contarle… me da un poco de vergüenza decírselo, pero creo que debo hacerlo… El anónimo… fui yo quien se lo envió a Agnes Grijn. Dirk y yo éramos amantes.

—¿Por qué me dijo la primera vez que hablamos que no conocía a Dirk Grijn?

—Tenía miedo de que me considerara su cómplice.

—¿Qué pretendía al enviarle el anónimo a Agnes Grijn?

—Dirk me había prometido varias veces que dejaría a su mujer, pero nunca encontraba el momento propicio para hablar con ella.

—Así que decidió ayudarle…

—Yo no podía saber que su mujer se suicidaría.

Agnes Grijn no se había suicidado por aquel anónimo, pero las palabras de Denise le han dado a Cristina una idea. Se trata de un plan arriesgado, pero puede funcionar. Para llevarlo a cabo necesitará la ayuda de Denise. Tendrá que hacerle una oferta que no pueda rechazar.

—Mentirme sobre su relación con Dirk Grijn fue una equivocación —le reprocha Cristina.

—Acababa usted de comunicarme la muerte de Anita. Estaba muy nerviosa.

—Obstaculizó la investigación policial de forma consciente.

—Lo siento mucho. De veras.

—Un juez puede considerar que lo hizo para proteger a Dirk Grijn. Podría ir incluso a la cárcel.

—¡Pero si acabo de contarle lo del anónimo! ¿Va a castigarme por decir la verdad?

—Es posible que no.

—¿Qué quiere decir?

—Quizás haya una forma de olvidar lo sucedido… siempre que esté dispuesta a colaborar con la policía.