Capítulo 27

SU madre estaría orgullosa de él. A pesar de su miedo, Eddie se ha atrevido a ir a la comisaría para convencer a la inspectora Molen de que su madre no se suicidó. ¿Lo ha conseguido? No está seguro. La inspectora no le ha prometido nada. Quizás sólo le mostraba simpatía porque era un niño, o para que la dejara en paz.

Tras la detención de Dirk, Eddie ha seguido viviendo en casa de Tamara. Como su abuelo está ingresado en el hospital, por el momento no puede irse a vivir a La Haya.

Allí tampoco está mal. Puede jugar con la playstation todo el tiempo que quiere y, aunque Angelique lo trata como si fuese un marciano, por lo menos lo deja tranquilo. Lo mejor de todo es que se ha librado de Dirk.

Tamara le deja utilizar el ordenador portátil que perteneció a su madre y conectarse a Internet cuando le apetece. Su madre solía controlar las páginas que visitaba, así como el tiempo que pasaba frente al ordenador. A Tamara no parece importarle: lo único que quiere es que esté entretenido, que no tenga tiempo para pensar en su madre.

Eddie entra en la página del proveedor de correo electrónico de su madre. Su dirección consistía en su nombre y apellido, separados por un punto. ¿Y la clave? Prueba el nombre de soltera de su madre, y después la fecha de su primera boda. Finalmente lo intenta con su propio nombre, acompañado de su fecha de nacimiento. ¡Ha funcionado!

Una vez en el interior del correo recorre las diferentes carpetas, como si abriese los cajones de un armario que perteneció a su madre. Ella utilizaba poco el ordenador. Quizá por eso escogió una clave tan fácil de adivinar. Su madre era una de esas personas que todavía escribía cartas con tinta y papel, aunque tardasen mucho en llegar y nunca recibiese respuesta. Se quejaba de que ya nadie esperaba por nada; según ella, el tiempo que se dedicaba a algo era lo que lo hacía valioso.

Eddie se siente un poco culpable por leer el correo de su madre, pero la curiosidad es más fuerte que él. Además, sus mensajes la mantienen un poco viva. Si su madre lo viese en ese momento se disgustaría. Ojalá no estuviese muerta y pudiese enfadarse con él muchas veces más.

En uno de sus tebeos de power rangers una persona muerta resucitaba, o se despertaba después de pasar dos días enterrada. ¿Y si a su madre le pasaba lo mismo? Quizá todo había sido una pesadilla.

Eddie empieza a leer los mensajes. En uno que su madre le envió a Dirk, hacía unas semanas, se mostraba preocupada de que Eddie no tuviese amigos ni saliera de casa. ¿Para qué quería él amigos cuando tenía a su madre?

En la papelera de reciclaje hay varios mensajes, todos de la misma persona. Eddie abre uno al azar y lee lo siguiente: «No puedo vivir sin ti. Necesito verte». El mensaje concluye con la fórmula «Te quiero. Te quiero».

Eddie relee el mensaje varias veces, hasta que se siente mareado. ¿Qué otro hombre, además de Dirk, podía escribirle eso a su madre? Dirk nunca había supuesto una amenaza para Eddie, porque sabía que su madre no estaba enamorada de él. Pero ¿y si había otro hombre?