Capítulo 16

ANITA se frota los ojos. Su teléfono parpadea en silencio, indicando una llamada entrante. Se ha quedado dormida en el coche, frente al portal de su casa. Después de muchos años ha vuelto a soñar con don Cocodrilo, el personaje que había inventado de niña para protegerse de los hombres que querían hacerle daño.

—Dime, amor mío.

Ella misma es consciente de que sus palabras no transmiten sensualidad, sino sólo hastío.

—Soy Dirk.

Anita tarda unos segundos en reaccionar.

—¿Para qué coño me llamas?

—¿Te sigues dedicando a lo mismo que esta mañana?

—Ya veo. Denise tiene la regla y tú no puedes aguantarte dos días sin follar. La especie ha evolucionado mucho desde el hombre de Cromañón.

—Déjate de sermones. ¿Cuánto cuesta hacérselo contigo?

—Cien euros el polvo y quinientos la noche. Pero para un hijo de puta como tú cuesta el doble.

—Te ofrezco dos mil euros por pasar toda la noche conmigo.

—¿Te estás quedando conmigo?

—¿Qué pasa? ¿No vales ese dinero?

—¿Qué perversión tienes entre manos? Te advierto de que hay ciertas cosas que no hago.

—Sólo quiero pasar un buen rato. Y tú también te divertirás: sé cómo satisfacer a una mujer.

Dirk no sólo era un imbécil, sino también un engreído. Menudo tesoro se había buscado Denise. Anita nunca había ganado dos mil euros en una sola noche. Si aceptaba, ¿se lo contaría Dirk a su amiga? Denise había jurado horas antes que iba a cortar con él, pero se pondría hecha una furia si se enteraba. ¿Con razón? Dirk no era su marido. La única que tenía derecho a enfadarse era su mujer.

—¿Aceptas o no? —se impacienta Dirk.

—De acuerdo.

—¿Sabes dónde está el hotel Little Holland?

Anita asiente con un gruñido.

—Quedamos allí a la una —precisa Dirk—. Frente a la puerta.

—No acepto tarjetas de crédito —advierte Anita—. Lleva los dos mil euros en efectivo.

A pesar de su actuación desafiante en el café, Anita tiene miedo de la reacción de su padre en caso de que no le entregue el dinero. Aunque se arriesgaba a perder a su mejor amiga, aquella oferta solucionaba ese problema. Pero ¿por qué demonios estaba Dirk dispuesto a pagarle tanto dinero?

Anita enciende el motor y maniobra para salir de la plaza de estacionamiento. En ese momento ve acercarse a un hombre por la acera. Es Najib Ayoub. Al aparcar delante de su portal, Anita le ha facilitado la tarea de encontrarla.

El hombre se abalanza sobre el coche e intenta abrir las puertas de forma desesperada. Afortunadamente para Anita, están bloqueadas. Maniobra para salir de la plaza de aparcamiento, golpeando los coches que, por delante y por detrás, le cierran el paso.

El hombre intenta romper una ventanilla con el codo, pero Anita consigue maniobrar el coche fuera de la plaza de aparcamiento. Sin escuchar sus amenazas, pisa el acelerador y se aleja a toda velocidad. Por esta vez ha conseguido escapar.