La noticia de que había una persona arrestada como sospechosa de los tres asesinatos se conoció a las pocas horas. Lars Norrby había exigido que la Policía publicara enseguida una nota de prensa. Por fin un avance decisivo en esa investigación, objeto de tanta atención. Eso tranquilizaría tanto al gobernador, al jefe regional de Policía y al alcalde como a todos los que trabajaban durante el verano en el sector turístico de la isla. El asesinato había sido de todo menos beneficioso para Gotland como paraíso de vacaciones. También había que tranquilizar a la población.

Pia y Johan se apresuraron hacia comisaría en cuanto leyeron la nota de prensa. Nada más sentarse en el coche, Pia recibió una llamada. Su cara cambió de color mientras escuchaba a la persona al otro lado de la línea.

—¿Qué dices? ¿Salvamento Marítimo? ¿Qué puede significar eso? Mmm. Vale. ¿A qué hora?

Alargó uno de sus largos brazos y miró el reloj. Ese día tenía las uñas lila, constató Johan. Hacían juego con la piedra del mismo color del piercing de la nariz.

—Entendido. Gracias. Hasta luego.

Pia se volvió hacia Johan.

—Agárrate. Era una amiga mía que trabaja como guía en Stora Karlsö. Me ha dicho que Salvamento Marítimo acababa de ir allí a recoger a dos personas.

—¿Y?

—Adivina quiénes eran. Nuestro Knutas y Andrea Dahlberg.

—¿Qué puede significar? ¿Qué hacían allí?

—Es una buena pregunta. Al parecer, vienen de camino. Salieron de Karlsö hace media hora. Por lo tanto, aún no habrán llegado.

Pia Lilja pisó a fondo el acelerador, y las ruedas del coche chirriaron.

A la puerta de la comisaría se concentraba una aglomeración de periodistas que esperaban realizar una entrevista. De momento resultaba imposible. Johan intentó llamar a todos los inspectores de Homicidios. El portavoz de prensa no estaba disponible y, a través de la recepción, informaba de que, por el momento, tendrían que conformarse con la nota de prensa. La impaciencia se apoderó de él.

—Oye, probemos con la otra puerta, la entrada lateral que conduce a la Científica —propuso él—. Es posible que se cuelen por allí.

Se alejaron con discreción. Pia simuló que grababa la fachada para no despertar sospechas. Al doblar el edificio vieron un coche patrulla que acababa de detenerse en el pequeño aparcamiento delante de la entrada. Justo como esperaban, Knutas salió de él.

Iba acompañado de Andrea Dahlberg.