Tuvo que cancelar el viaje a Estocolmo. Resultaba del todo imposible que Karin pudiera ausentarse estando Knutas de baja y con la aparición del cuerpo en Letonia. El encuentro con su hija tendría que esperar. Durante el domingo, un agente de la Policía de Visby había volado a Letonia en compañía de Märta, la hermana de Valter Olsson, para identificar el cuerpo. Todas las posibles dudas de que quien había llegado a la deriva en una barca a Letonia no fuera el desaparecido Valter Olsson quedaron despejadas. El viento había empujado el bote hasta la costa letona, a la ciudad de Ventspils, que se encontraba casi enfrente, a la otra orilla de la costa este de Fårö. Lo más seguro era que la barca hubiera estado un tiempo a merced de las olas, cuando amainó el viento, antes de ser empujada a tierra.

Karin y Kihlgård se encontraban en el despacho de esta discutiendo los últimos sucesos. Kihlgård apuraba una bolsa de patatas fritas, y el crujido que emitía mientras comía frenéticamente estaba volviendo loca a Karin.

—Ahora tenemos dos asesinatos y una mujer desaparecida —apuntó Karin—. Podemos dar gracias de que los medios aún no se hayan enterado de lo de Valter Olsson. Pero es solo una cuestión de tiempo.

Kihlgård masticó concienzudamente antes de decir:

—Cada día que pasa me inclino más a creer que Stina Ek también ha sido víctima del asesino.

—Un asesino en serie, vamos —suspiró Karin—. De ser así, ¿qué tienen los tres en común? Vale, Sam y Stina pertenecían al mismo grupo de amigos, pero ¿Valter Olsson? ¿Qué coño pinta en esto?

—Qué mal hablas —se quejó Kihlgård, y le lanzó una mirada de desaprobación. Se llevó a la boca otro puñado de patatas fritas auténticamente suecas.

—Si nos remontamos al principio, es como si todo comenzara en Fårö. Allí vivía Valter Olsson, conocido de Bergman. Allí se vio a Stina por última vez, por alguna razón, camino de la casa de Ingmar Bergman. Al parecer, Bergman es el denominador común.

—¿Qué relación tenía Sam Dahlberg con Bergman?

—Profesional, como directores de cine: compartían la misma profesión, lo cual quizá no sea irrelevante en este contexto. Sam también era un fan de Bergman. Había visto todas sus películas y leído la mayoría de los libros que se han escrito sobre él. ¿No has visto las transcripciones de los interrogatorios con su mujer? Hasta solían desayunar los domingos viendo una película de Bergman.

—Sí, pero ¿qué significa eso realmente? A mucha gente le gusta Bergman. ¿Por qué tendría que estar relacionado con los asesinatos?

—No lo sé. —Karin se encogió de hombros—. Pero quizá debamos buscar por ahí. Entre los actores… ¿Podría Sam tener alguna cuenta pendiente con algún actor fuera de sus cabales?

—Me parece muy rebuscado. Quizá deberíamos centrarnos en el lugar en sí: Fårö. Allí se encontraban Sam, Stina y Valter. Todos tenían, de alguna manera, relación con Bergman. Me pregunto si Stina llegó a abandonar Fårö.

—Imagina… —Karin atrapó la mirada del compañero—. Imagina que sea allí donde tengamos que buscar. En la finca de Bergman. Supón que Valter Olsson la descubrió allí e intentó echarla. Imagina que había una tercera persona involucrada.

Kihlgård la miró sorprendido.

—Una tercera persona que asesinó a Stina y Valter. Él llegó flotando a Letonia. ¿Qué habrá sido de Stina?

Karin no respondió.

Ya se había puesto en pie y salía por la puerta.