PRÓLOGO

Aunque Wile E. Coyote no puede considerarse un superhéroe ni aun haciendo un esfuerzo de imaginación, tengo que admitir que fue este infeliz villano —que escapaba a una muerte casi cierta episodio tras episodio mientras continuaba un día sí y otro también su infructuosa caza del Correcaminos con una vehemencia digna de Sísifo— el que por vez primera me hizo pensar en la física de los personajes ilustrados. A pesar de ser un muchacho relativamente joven enganchado a la televisión, imaginaba que había algo sospechoso siempre que veía a Wile correr más allá de un precipicio y sobrevolarlo indefinidamente hasta el instante en que se daba cuenta de que no había suelo sólido bajo sus pies. De algún modo me parecía ya entonces que la gravedad debiera de seguir con su trabajo tanto si uno era o no consciente de ella.

He traído este ejemplo a colación, a despecho del detalle de que no tiene que ver con los superhéroes y de que, de hecho, está relacionado con una serie de dibujos animados en lugar de con un personaje de cómic, porque ilustra un punto que se ha convertido en un referente para lo que pienso acerca de la enseñanza de la física: pocas cosas son más dignas de recuerdo que el resultado de confrontar nuestras propias interpretaciones erróneas. En efecto, algunos de los que nos ocupamos profesionalmente de la enseñanza de la física sugerimos que sólo cabe esperar que los estudiantes interioricen realmente lo que se les enseña si se les alienta para que se enfrenten a sus propios errores conceptuales. No sé si esto es o no cierto, pero sé que si usted quiere llegar a comprender los malentendidos comunes, entonces una buena forma de empezar es sacar partido del origen de nuestras perspectivas culturales. Y si esto significa obtenerlos de Superman o de Star Trek, estoy de acuerdo con ello.

Tampoco quisiera que usted piense que pongo a los cómics y los errores comunes en el mismo saco porque deseo denigrar a los primeros. Lejos de ello. Más bien ocurre que los cómics están a veces en lo cierto y, tal como James Kakalios describe en su introducción a este viaje de largo alcance desde la gravedad de Krypton hasta la mecánica cuántica de la Patrulla X (X-Men), al parecer los estudiantes protestan con frecuencia acerca de cómo los ejemplos estándar de sus clases de física preliminar no tienen nada que ver con el mundo real que encontrarán después de graduarse y, sin embargo, cuando se les introduce en lugar de ello en la física de los superhéroes, nunca surge esta queja.

Uno podría preguntarse inicialmente si Superman parecería más real a los estudiantes que las poleas, las cuerdas y los planos inclinados. Pero la razón real por la que los estudiantes no se quejan es indudablemente porque los ejemplos de los cómics son divertidos, mientras que los planos inclinados no lo son. Y ésa es quizás una de las razones más útiles para pensar en la física de los superhéroes. No solamente puede usted imaginar y se le pueden presentar muchas nociones de física interesantes, desde fenómenos de la vida diaria hasta temas esotéricos modernos, sino que es realmente entretenido pensar en ellas. Es más, aunque temas como la mecánica cuántica pudieran parecer intimidatorios, ¿a quién le intimida la encantadora Kitty Pride?

Algunos de los que recuerdan los cómics que los embelesaron cuando eran jóvenes podrían también experimentar un sentimiento de melancolía al reflexionar acerca de que nuestro propio mundo podría alguna vez captar el entusiasmo y el dramatismo de los mundos de los cómics de superhéroes. A decir verdad, sin embargo, el nuestro es mucho más interesante y emocionante; basta sólo con que abramos nuestras mentes a las maravillas ocultas de la naturaleza que la ciencia nos ha revelado a lo largo de los últimos cuatrocientos años. La realidad es bastante más extraordinaria que la ficción, incluso que la ficción de los comic books. Y descubrir por qué es parte de la diversión.

LAWRENCE M. KRAUSS

Cleveland, Ohio, abril de 2005