Quisiera darle las gracias a mi amiga Alki Zei, por una historia que me contó hace tiempo. También a mi amigo el doctor Hasmet Pamuk, por sus utilísimas informaciones sobre Kerasunda y la región del Mar Negro. Agradezco a mi amigo el actor Ieroklis Mijailidis su consejo para el último capítulo de la novela. Y, finalmente, quiero darle las gracias al escritor Stamatis E. Dagdelenis por permitirme utilizar su apellido en la novela.