Ocio, tiempo libre y vacaciones

Juegos de mesa

En mi casa jugamos así

Soy un reconocidísimo experto a nivel mundial en un tema que a nadie le importa un carallo: los juegos de mesa.

Así nos va. Estamos a punto de terminar una partida de la Oca y no sabemos qué hay que hacer. El final de la Oca es como aparcar un coche, la gran duda es… ¿se llega y ya está… o hay que rebotar y rebotar hasta entrar justo?

Hay una frase que resume las reglas de todos los juegos del mundo: «No, es que en mi casa jugamos así». Dicho eso, dicho todo. Ya te puede pillar la poli jugando al tres en raya con cocaína. Tú los miras así, con las pupilas dilatadas, y dices: «No, es que en mi casa jugamos así».

Esto pasa porque las reglas de la Oca no están escritas en ningún sitio, se trasmiten de boca en boca, como el herpes. Son como leyendas: Y dice el cantar, de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente… Pero claro, luego en cada casa el cantar es distinto. Estás en casa de un amigo, caes en una oca y te crees que De oca a oca, y tiras porque te toca, pero él te suelta: «De eso nada, De pato a pato, tiro yo… y tú te esperas un rato… Es que en mi casa jugamos así». ¡Y en lugar de poner las reglas por detrás del tablero, le ponen un parchís…! ¡Yo es que me indigno!

Hay juegos que son muy peligrosos, los hay que no se acaban nunca. ¿Conocéis a alguien que haya acabado una partida de Monopoly? Es imposible. Ya lo pone en la caja: «De 9 a 99 años».

Otra cosa que viene escrita en la caja es el contenido del juego. «Esta caja contiene: un dado, cuatro fichas y un tablero». Y yo me pregunto: ¿Para qué lo ponen? Si eso sólo es cierto el primer día. A la semana el letrero debería ser: «Esta caja contiene: un zapato de Airgam-Boys y un botón que hace de ficha verde. El dado cogedlo del parchís».

Aquí se plantea otra gran duda… ¿Por qué desaparecen los dados? ¿Dónde se meten? Son como Dios, o como las tijeras de la cocina. Dicen que existen pero nunca están donde se los necesita.

Por el contrarío, hay piezas que no son útiles para nada y que siempre están ahí. Por ejemplo, los ochos y los nueves de la baraja española. ¿Por qué se empeñan en fabricarlos? Son súper molestos. Es como si yo me empeñase en fabricar chicles con hueso, o con dos huesos.

Sin embargo, tiramos cosas tan importantes como ese naipe blanco con letritas negras que trae las instrucciones. Por eso hay cosas de la baraja que no entendemos. Porque, vamos a ver, un caballo es un caballo y un rey es un rey, todos sabemos lo que son porque los hemos visto en la Zarzuela o en cualquier otro hipódromo, pero ¿qué coño es una sota? ¿Se han extinguido ya? ¿Existió un tiempo en el que vivíamos gobernados por sotas? Por eso, cuando se abre una baraja, existe esa tradición de quitar las sotas y sustituirlas por lonchas de mortadela. ¿No? ¿Cómo que no? ¡Pues en mi casa jugamos así!