Los robots

Hechos a imagen y semejanza del hombre con un corazón de hierro

La robótica es una de las ramas de la Ciencia más atractivas para el hombre. Las mujeres no lo saben, pero todos los hombres alguna vez en la vida hemos intentado hacer un robot. Estás en casa, de repente te entra el instinto maternal, una especie de ganas de crear vida y dices: «Pues hoy voy a hacer un robot». Y no es tan fácil. Para hacer un robot, lo primero que hay que ser es japonés y eso no está en manos de todos. Yo, por ejemplo, no podría hacer un robot.

Científicos de todo el mundo están esforzándose muchísimo para crear la llamada «inteligencia artificial». Al parecer, la natural ya la dan por imposible. Las noticias nunca son halagüeñas. Algunas veces, al final del Telediario, después de las noticias de verdad, dicen: «Y ahora les dejamos con una muestra de los últimos avances en robótica, ¡unos robots que juegan al fútbol!». Y salen unos robots que son un timo y siempre decepcionan. Son como dos cajas de cerillas que se dan golpes y empujan una pelota de trapo. ¡Un futbolín es más avanzado que eso! Y si la idea es hacer seres inteligentes, no me parece que los futbolistas sean los modelos que hay que imitar.

Realmente, la inteligencia no es una virtud interesante para los robots. Si los queremos para que hagan los trabajos que no nos apetece hacer, como limpiar el hogar, desactivar bombas, etcétera, no creo que hacerlos inteligentes sea una buena idea:

—Robot, que hay que desactivar una bomba.

—Sí, sí… Ya voy… Ve yendo tú, que yo ahora estoy liado con un sudoku…

Eso si no te convencen de que vayas tú:

—A ver, robot, que hay que desactivar esta bomba.

—Yo la desactivo si quieres, que para eso estoy, pero es mucho mejor que la desactives tú. Así aprendes. Porque si te las desactivo yo siempre no vas a aprender nunca y es peor.

El problema es que, por culpa de las películas, nos hemos hecho una idea de los robots que no sirve en el mundo real. Por ejemplo, La guerra de las galaxias. El robot bajito, el cabezón, que es como un deshumidificador, que sólo sabe silbar ¿para qué lo quieres? ¿Para llamar al perro? Lo mejor que puede hacer ese robot es ir a ver a los robots japoneses que juegan al fútbol y silbarles si no meten gol. Luego está el otro robot, el alto y dorado, que es como un Oscar pero articulado. Muy bonito, sí, pero habrá que darle con el limpiametales cada vez que vienen visitas a casa, eso no hay quien lo soporte.

¿Por qué no hay robots españoles? Los hubo: Astraco, el robot de Los mundos de Yupi. Fue el único robot interespacial que llevaba un chándal de nylon. Y todo equipo de robots futbolistas japoneses necesita un míster con chándal que corra por la banda.