Cuando finalmente les fueron entregadas las herramientas, éstas resultaron ser lonas impermeables, machetes, hachas, palas, azadones, ollas de metal, cuerdas, hamacas, cestos y esterillas. Lilith habló en privado con cada uno de los humanos más peligrosos antes de que les fueran entregadas las herramientas.
Un intento más, pensó cansinamente.
—No me importa lo que pienses de mí —le dijo a Curt—. Tú eres el tipo de hombre que la raza humana va a necesitar allá abajo, en la Tierra. Es por eso por lo que te Desperté. Quiero que vivas para bajar allá. —Dudó unos instantes—. No sigas el camino de Peter, Curt —terminó.
Él la miró. Sólo recientemente liberado de la droga, sólo recientemente capaz de cometer actos de violencia, la miró.
—¡Hazle dormir de nuevo! —le dijo Lilith a Nikanj—. ¡Hazle olvidar! ¡No le des un machete y te pongas luego a esperar a que lo use contra alguien!
—Yahjahyi piensa que se portará bien —dijo Nikanj. Yahjahyi era el ooloi de Curt.
—¿De veras? —ironizó Lilith—. ¿Y qué es lo que pensaba el ooloi de Peter?
—Nunca le dijo a nadie lo que pensaba. Y, como resultado de ello, nadie se dio nunca cuenta de que tenía problemas. Un comportamiento increíble. Ya te dije que sería mejor que no nos sintiésemos tan atraídos por vosotros.
Ella agitó la cabeza.
—Si Yahjahyi piensa que Curt está bien, se engaña a sí mismo.
—Hemos observado a Curt y a Yahjahyi —dijo Nikanj—. Ahora, Curt pasará por un momento peligroso, pero Yahjahyi está preparado. Incluso Celene está preparada.
—¡Celene! —exclamó con desprecio Lilith.
—Hiciste un buen trabajo al aparearlos. Mucho mejor que con Peter y Jean.
—Yo no apareé a Peter y a Jean. Eso lo hizo su propio temperamento…, fue como la unión del fuego y la gasolina.
—Sí… De todos modos, Celene no está dispuesta a perder otro compañero. Se agarrará a él. Y Curt, como la ve mucho más vulnerable de lo que realmente es, tendrá buenas razones para no arriesgarse, para no correr el albur de dejarla sola. Se portarán bien.
—No lo harán —le dijo más tarde Gabriel a ella.
También él, finalmente, estaba libre de la droga, pero lo llevaba mejor. Kahguyaht, que se había mostrado tan ansioso por empujar a Lilith, por coaccionarla, por ridiculizarla, parecía ser infinitamente paciente con Tate y Gabriel.
—Mira las cosas desde el punto de vista de Curt —siguió Gabriel—. Ni siquiera controla lo que su propio cuerpo hace o siente. Lo toman como a una mujer y…, ¡no, no me lo expliques!
Alzó la mano para impedir que le interrumpiera.
—Sabe que los ooloi no son machos. Sabe que todo ese sexo sólo está en su cabeza. Pero no importa…, ¡no importa una puta mierda! Es otro el que está apretando todos sus botones. Y eso no puede consentírselo a nadie, no lo puede tolerar.
Realmente asustada, Lilith preguntó:
—¿Cómo…, cómo has logrado hacer las paces con esa situación?
—¿Y quién dice que las haya hecho?
Ella se le quedó mirando.
—Gabe, no podemos perderte a ti también.
Él sonrió. Unos bellos, perfectos dientes blancos. La hacían pensar en algún animal de presa.
—No daré el siguiente paso —dijo— hasta que sepa en dónde me encuentro ahora. Ya sabes que no me creo que esto no sea la Tierra.
—Lo sé.
—Una selva tropical en una nave espacial. ¿Quién se creería algo así?
—Pero ¿y los oankali? Puedes ver que ellos no son de la Tierra.
—Seguro. Pero ahora ellos están en un sitio que, desde luego, se ve, suena y huele como la Tierra.
—No lo es.
—Eso es lo que tú dices. Más pronto o más tarde lo descubriré por mí mismo.
—Kahguyaht podría mostrarte cosas que te convencerían ahora mismo. Y que incluso podrían convencer a Curt.
—Nada convencerá jamás a Curt. Nada logrará llegarle dentro.
—¿Crees que hará lo que hizo Peter?
—Mucho más eficientemente.
—¡Oh, Dios! ¿Sabes que han puesto otra vez a Jean en animación suspendida? Cuando se despierte, ni se acordará de Peter.
—Lo he oído. Eso hará que las cosas sean más fáciles para ella cuando la pongan con otro tipo…, supongo.
—¿Es eso lo que tú querrías para Tate?
Él se encogió de hombros, se dio la vuelta y se marchó.