Martín Fierro está escrito en lengua gauchesca. Desaparecidos los gauchos y su forma de vida, su habla ha cesado también. Sin embargo, parte de su vocabulario se ha incorporado al habla popular argentina.
Los gauchos trasladaban el acento en muchas palabras: tráia, por traía; respondamé, por respóndame; máiz, por maíz; sobre todo en las formas verbales.
Adviértase en su habla, como en el habla rústica de algunas regiones españolas, alteraciones vocálicas de tipo siguro, por seguro; polecía, por policía; lial, por leal.
Su rusticidad le llevaba al gaucho a pronunciar resfalar, por resbalar; dotores, por doctores; alvertido, por advertido; jogón y dijunto, por fogón y difunto; inorancia, por ignorancia.
La ortografía de Martín Fierro es a veces vacilante. Aunque el gaucho pronuncia la ll como y, predominan en el texto las voces con ll; no faltan, sin embargo, otras con y, como güeya, por huella. Vacilación ortográfica se advierte también con referencia a la s fonética de palabras como zonzo, cociar, torazo. El gaucho pronuncia siempre cierto tipo de s, aún en los casos de palabras que ortográficamente aparecen en el poema con ce o zeda.