De cómo el cautivo Monroy aprendió las lenguas
de los sarracenos, se fiizo poeta, además de cantor,
y se fue ganando a la gente del Bajá turco.
’También de cómo llegó a Constantinopla,
a la que llaman los infieles ”Estambul,
y de las muchas y curiosas cosas que allá
le acontecieron.