19

No puedo explicar cómo es adoptar otra forma. Por un lado, todo es totalmente diferente: la manera en que me muevo, en que pienso, en que percibo el mundo. Por otro lado, nada me resulta extraño. Sigo siendo yo.

Tras lo que debían de haber sido horas pero que a mí se me antojaron minutos, Rafe y yo regresamos al claro. Cerré los ojos y me imaginé a mí misma como había sido siempre, aunque nunca volvería a ser la misma tras la transformación. Pero aun así me vi como una niña. Sentí un cosquilleo (como una descarga eléctrica) recorriendo mi cuerpo, y cuando abrí los ojos, volvía a tener mi forma humana. Me agaché y cogí la capa que había estado llevando antes del cambio y me la eché por encima de los hombros.

Miré a mi alrededor y vi a Rafe salir del bosque. Llevaba los vaqueros puestos y la camiseta en una mano y las botas en otra.

De repente me sentí más cansada de lo que jamás imaginé que podía sentirme. Me desvanecí. En ese mismo instante Rafe estaba a mi lado, cogiéndome, atrayéndome hacia sí. Sentí una fuerte conexión de nuestras almas, algo que nunca había sentido con Connor. Una parte de mí se sentía triste. Confiaba en que mi amigo de la infancia estuviera bien.

Incluso lo echaba de menos. Pero la mayor parte de mi ser seguía anonadado por lo que había ocurrido esa noche. Finalmente sabía quién era mi verdadera pareja. Apoyé mi cabeza en su hombro.

—La primera vez puede resultar agotadora —dijo Rafe con dulzura. Me dio un beso en la sien.

—¿Solo la primera vez?

—Con el tiempo resulta más sencillo.

Con mi primera transformación había terminado de sanar. El corte de mi pierna y el agujero de mi hombro habían desaparecido y solo quedaban unas cicatrices mínimas. Las heridas de Rafe, resultado del mordisco de un cambiaforma, tardarían más en curarse, pero su vida no corría peligro; le quedarían unas cuantas cicatrices, pero yo también tenía un par de ellas. Y, además, tenía que admitirlo: sus cicatrices me resultaban de lo más atractivas porque eran testimonio de lo que había estado dispuesto a perder por mí.

Me condujo a la caverna oculta tras la cascada. Una vez dentro, me soltó, dejó su camiseta y sus botas a un lado y comenzó a preparar un lugar para que durmiéramos. Me desplomé en el suelo y me senté sobre mis piernas. Observé cómo trabajaba, cómo preparaba él solo el camastro. Esa noche no había duda: dormiríamos juntos. Por primera vez sería sin sentirme culpable, sin sentir que estaba traicionando a Connor.

Había hecho mi elección y Connor, al marcharse, la había aceptado.

Pensé en ponerme la ropa, pero mi piel seguía siendo extremadamente sensible. Recordé que mi madre siempre llevaba seda; quizá esa sensibilidad extrema era un efecto secundario.

Me puse de pie.

—Deja que te ayude.

Rafe, en cuclillas sobre una montaña de mantas y almohadas, me miró. Jamás me cansaría de mirar sus cálidos ojos marrones, de ver en ellos la ternura que sentía por mí.

—No, esto forma parte del ritual.

De repente creo que estaba un poco nerviosa. Las chicas siempre hablaban de la transformación y de estar con sus parejas, pero nunca hablaban de lo que venía después. Me arrodillé frente a él.

—¿De veras?

—Sí. En otros tiempos esta era la primera noche en la que una pareja dormía junta.

—¿Cómo lo sabes?

—Libro de apareamientos.

Rompí a reír y parte de la tensión se relajó.

—Eh, no estoy bromeando —dijo con voz seria pero sonrisa cálida—. Los mayores nos dan una clase sobre cómo debemos tratar a nuestras parejas.

Eché la cabeza hacia atrás y gemí.

—Brittany tiene tanta razón. Estamos chapados a la antigua, somos unos carcas.

Se me formó un nudo en el estómago al pensar en ella. Opté por desviar mi atención a la cascada.

—Estará bien —dijo Rafe.

Yo no estaba tan segura.

—Si hubiera tomado la decisión correcta antes, quizá Connor podría haber estado con ella. —¿Podía haberla matado mi indecisión?

—No, Connor no lo habría hecho. Y, conociendo a Brittany, ella no se habría conformado con que lo hiciera porque tú lo has rechazado.

—Yo creo que sí se habría quedado con él. Brittany… bueno, creo que ella lo quiere. O al menos piensa eso. Es decir, ¿cómo puedes saberlo hasta que no pasas cierto tiempo a solas con esa persona?

—Entonces quizá intimen después de esta noche.

Si sobrevive…

Tiene que hacerlo. Tiene que estar bien.

Rafe se sentó sobre las mantas y se acercó a mí para acariciarme la mejilla.

—Estará bien. Se ha estado preparando para esta noche. Ha hecho ejercicio, ha comido bien… Está en muy buena forma. No tendrá problemas para resistir la transformación.

Tenía razón. Tenía que creerlo. No quería que nada echara a perder nuestra primera noche juntos como pareja. Aparté todos los pensamientos de Bio-Chrome y Brittany al lugar más recóndito de mi mente. Esa noche era mía, mía y de Rafe.

Fue a darme un beso, pero yo lo detuve al ponerle mi mano en el hombro.

—Puedes leerme la mente cuando no eres lobo —dije.

—Sí. Las verdaderas parejas siempre están en sintonía, independientemente de su forma. Concéntrate y sabrás lo que estoy pensando.

Me resultaba un poco difícil concentrarme en su mente cuando su boca estaba haciendo cosas tan deliciosamente perversas con la mía. Me estaba besando con más pasión que nunca.

Era como si quisiera marcarme como suya…, pero la luna llena ya lo había hecho. Me había obligado a escoger, y yo lo había escogido a él.

Nos tumbamos en la montaña de mantas. Había tantas que era mucho más cómodo de lo que me había esperado. Rafe me abrazó mientras nuestros brazos y piernas se entrelazaban. La capa que había llevado se convirtió en poco más que una colcha para cubrirnos. Le acaricié su torso y sus hombros desnudos con los dedos y me pregunté si su piel sería tan sensible como la mía.

—Sí —murmuró antes de darme otro beso.

Una vez más intenté centrarme en sus pensamientos y no en el beso.

Suave… cálida… mía… para siempre…

Estaba inmerso en un mundo de sensaciones, en nosotros. Dejé que mis pensamientos se fueran, dejé que todo se fuera hasta que no quedó nada salvo nosotros.

Me sentí con muchas más fuerzas al día siguiente, cuando Rafe y yo recogimos y nos dispusimos a regresar a Wolford. Rafe estaba seguro de que los guardianes ocultos se reunirían allí. Lucas se había encargado de difundirlo. Necesitábamos comenzar a prepararnos para nuestra lucha contra Bio-Chrome.

Regresamos despacio, tomándonos nuestro tiempo. Queríamos permanecer en ese estado de felicidad lo máximo posible, porque sabíamos que el infierno pronto estaría pisándonos los talones, cuando nos enfrentáramos a Mason y a su padre. Sabía que mis padres estarían en Wolford, esperando para dar oficialmente la bienvenida a Connor a la familia.

¡Sorpresa! Finalmente hice caso a mi corazón y no a vosotros.

A mis padres probablemente no fuera a agradarles mi decisión, pero algo había ocurrido como resultado de mi transformación (o quizá ya había ocurrido antes, cuando finalmente había reunido el valor para tomar mi decisión). Me sentía como si por primera vez fuera realmente yo misma. Quería a mis padres y deseaba que estuvieran orgullosos de mí, pero no a costa de mi propia felicidad. Si no aceptaban a Rafe como mi pareja, entonces me perderían.

Era la llamada del destino, la llamada de un animal salvaje a otro, pero yo sabía que pertenecía a Rafe.

Un par de días después, con el crepúsculo, llegamos a Wolford. Cruzamos la puerta principal y entramos en el vestíbulo de la mansión. Me puse nerviosa y tensa cuando mis padres aparecieron por un pasillo.

—Hola, mamá. Papá. Ya conocéis a Rafe.

Mi madre hizo la cosa más extraña del mundo. Sonrió y abrazó a Rafe como si fuera un familiar al que hacía tiempo que no veía. Cuando se separó, mi padre le estrechó la mano.

—Connor nos lo explicó… —comenzó a decir mi madre.

Mi padre terminó la frase.

—Dijo… bueno, confesó que no quería a Lindsey de esa manera. ¡Inconcebible! Todos estos años nos había parecido que te adoraba. A veces nunca se llega a conocer realmente a las personas.

A veces no te conoces ni a ti mismo.

—Hablando de Connor, ¿sabéis dónde está? —Quería verlo, solo un momento, saber que estaba bien.

—Está con Lucas en la biblioteca. Están hablando con los mayores de toda esta situación con Bio-Chrome.

—¿Qué hay de Brittany? ¿Ha regresado? —pregunté.

Mi madre me colocó el cuello de mi camiseta, como si considerara que yo necesitaba estar correctamente vestida para hacer frente a la noticia que iba a darme.

—No, nadie sabe nada de ella.

Sentí un dolor terrible, como si mi madre me hubiera abofeteado.

—¿Han mandado a alguien a buscarla?

—No saben por dónde buscar.

Parecía tan tranquila, como si le hubiera pedido que se cambiara de blusa o algo así.

—Esa no es una excusa. —¡Nadie estaba buscándola! ¿Ni siquiera su madre? Entonces recordé que su madre se había ido a Europa. Mal momento para hacer turismo. No sé cómo pude contenerme para no empezar a gritar; quizá la transformación estaba haciéndome madurar—. Tiene que estar en el bosque. Empezamos por un extremo y hacemos un barrido hasta la otra punta. Podría estar herida, sufriendo porque ha pasado sola por la transformación. O, Dios no lo quiera, podrían haberla capturado los de Bio-Chrome.

No quería decir en voz alta que podría estar muerta. No quería decirlo. No.

Rafe me rodeó con su brazo y me atrajo hacia sí. Era un gesto de fuerza y de consuelo.

—Hablaré con Lucas para ver qué podemos hacer para buscarla. La encontraremos.

Rozó sus labios levemente con los míos para reafirmar lo que había dicho y, tras despedirse de mis padres, se dirigió hacia la biblioteca para ir a hablar con Lucas.

—Parece un joven muy agradable —dijo mi madre.

—Lo es —le aseguré—. Es increíble. Y lo quiero más de lo que pensaba que fuera posible querer a alguien.

—Siempre pensamos que Connor y tú…

—Lo sé, papá —le corté—. Pero, verás, ha sido mi decisión, mi elección. He escogido a Rafe.

Mi padre me sonrió con ternura.

—Bueno, al menos ahora tengo a alguien que puede encargarse del mantenimiento de mi coche.

—Tienes más que eso, querido —dijo mi madre con severidad—. Tienes a alguien que puede hacer muy feliz a nuestra hija.

Si me hubiera confesado en ese momento que no era una cambiaforma, no me habría sorprendido más.

—Oh, no me mires así —dijo—. Yo también he sido joven. Algún día te contaré todo por lo que tuvo que pasar tu padre para lograrme.

—No puedo esperar. —Pero tampoco podía esperar para ver a Kayla o a Connor, para decidir qué íbamos a hacer con Brittany.

Tras abrazar a mis padres y quedar con ellos para cenar, cogí mi mochila y la subí a la habitación que compartía con Kayla y Brittany. Cuando entré, Kayla estaba sentada en el asiento empotrado bajo la ventana. Dio un brinco, echó a correr hacia mí y me abrazó.

—He estado tan preocupada por ti.

Le sonreí.

—Estoy bien.

—Así que escogiste a Rafe.

No pensaba que eso fuera posible, pero mi sonrisa fue todavía mayor.

—Sí. Lo quiero tanto, Kayla. Y no me importaría si él no pensara que lo soy todo, porque para mí él sí lo es.

Me estrechó las manos.

—Estoy tan contenta por ti, Lindsey. Siempre tuve la sensación de que Rafe era el chico adecuado para ti.

—¿Por qué no me dijiste nada?

—Porque tenía que ser tu elección, tu decisión.

Para acabar de unirse a nuestra manada, aprendía rápido. Mi sonrisa se borró.

—¿Has visto a Connor?

Kayla asintió.

—Estará bien. Cuéntame, ¿la transformación ha sido como te la esperabas?

Asentí.

—Y más. —Tiré la mochila a la cama—. Sin embargo, estoy preocupada por Brittany.

—Sí, yo también. Ha desaparecido, sin más. Nadie sabe adónde ha ido.

—Tampoco están intentando dar con ella.

Kayla hizo una mueca de dolor.

—No es exactamente cierto. No lo están diciendo porque la gente está muy nerviosa con todo lo de Bio-Chrome. Mandaron a un par de guardianes a buscarla. Pero la mayoría nos hemos quedado aquí por si sufrimos un ataque.

—Deberíamos estar todos buscándola.

—¿Y dejar Wolford desprotegida?

Tenía razón. Los mayores estaban aquí, nuestra historia estaba aquí. Pero no me gustaba.

—Además, no han pasado tantos días. Quizá se esté tomando su tiempo en regresar.

—Quizá. —Pero no lo creía. Algo iba mal. Lo sabía.

Fui hasta la ventana y miré al exterior. Vi a Connor dirigirse hacia el bosque. Me pregunté si la presencia de Rafe había hecho que se marchara de la biblioteca.

—Necesito hablar con Connor.

Salí de la mansión y corrí hacia el bosque. Era extraño, pero percibí el olor de Connor a pesar de no haberme transformado. Seguí su rastro hasta un riachuelo. Connor estaba junto a él.

—Hola —dije mientras me acercaba.

Miró hacia atrás.

—Hola. ¿Qué se siente al ser una guardiana oculta hecha y derecha?

—Es algo increíble. —Me detuve junto a él—. Connor…

—Por favor, no me pidas perdón de nuevo —me interrumpió—. He estado pensando mucho desde la otra noche. Siempre has sido mi amiga. Siempre pensé que estábamos hechos el uno para el otro, pero lo cierto… lo cierto es que lo que siento por ti… no estoy seguro de que sea amor. No el tipo de amor que Lucas siente por Kayla. Y no el que tú sientes por Rafe. Aunque no te lo creas, estoy muy contento por ti. Me alegra que lo hayas encontrado.

Con gran esfuerzo logré contener las lágrimas y lo abracé. Necesitaba hacerlo para dejarlo marchar. Retrocedí un paso y lo miré.

—Te quiero, Connor.

—Y a Rafe.

—Sí, claro, lo quiero muchísimo. Pero de manera diferente. Sigues siendo mi amigo. Siempre lo serás.

—Tú también.

Echamos a andar hacia la mansión.

—Estoy preocupada por Brittany —le dije.

—No lo estés. Si hay alguien que puede sobrevivir solo a la transformación, es ella.

—Le gustas, ¿lo sabes?

Negó con la cabeza.

—No vayas por ahí. Creo que voy a pasar de novias al menos durante un tiempo.

—Oh, no hagas eso —le pedí—. Hay alguien ahí para ti.

—Ya veremos. Pero seguro que no es Brittany.

No dije nada, pero sabía que Brittany podía ser de lo más cabezota. Si quería a Connor, no estaba muy segura de que él tuviera posibilidad de negarse.

Aunque eso, claro está, dependía de si seguía con vida.

Ya bien entrada la noche, tras haberme ido a dormir, me desperté de nuevo. No sabía por qué. No sabía qué me había sobresaltado. Pero tenía la sensación de que algo no marchaba bien.

Cerré los ojos y me concentré en Rafe. Entonces sentí la conexión de su mente, sentí cómo me hablaba: Te echo de menos.

Yo también. ¿Dónde estás?

Vigilando el perímetro norte. Ven conmigo.

Ya mismo.

Te espero.

Salí de la cama. No habíamos corrido las cortinas. La luz de la luna se filtraba por la ventana y se posaba sobre las camas. Vi que Kayla estaba durmiendo, pero la cama de Brittany seguía vacía. ¿Dónde estaba? ¿Qué le había pasado? No podía dejar de pensar que estaba en peligro. En grave peligro.

Con mis pantalones cortos y mi top, salí de la habitación y bajé las escaleras.

Una vez fuera, eché a correr hacia el perímetro norte. No me transformé, porque en esos momentos lo que necesitaba era sentir unos brazos humanos a mi alrededor.

Rafe debía de haber estado leyendo mis pensamientos, porque tampoco se había transformado. Llevaba unos vaqueros cuando lo vi. Me abalancé sobre él con tanta fuerza que, si Rafe no fuera tan fuerte, lo habría tirado. Me abrazó, intentando consolarme.

—Brittany está bien. Tienes que dejar de preocuparte —dijo antes de que yo pudiera hablar.

—¿Has leído mis pensamientos? —le pregunté.

—Sí, lo siento. Intenté no hacerlo, pero tus emociones eran tan intensas que tus pensamientos no dejaban de bombardear los míos.

Eché la cabeza hacia atrás.

—No puedo evitarlo, Rafe. Algo va mal. Si Brittany estuviera bien, ya habría regresado. Querría hacer alarde de ello, jactarse. Ha sobrevivido cuando nadie pensaba que lo haría. Así que, si no está aquí, es porque tiene problemas.

—Eso no lo sabes. Puede haber cientos de motivos por los que no esté aquí.

—Dime uno.

—Puede que le esté llevando más tiempo recuperarse. Cuando pasé por mi primera transformación, me dolía todo el cuerpo. No pude moverme en tres días.

Sus palabras tenían sentido y aliviaron mis miedos. Quizá tenía razón. Quizá estaba preocupándome por nada.

Recorrió con los dedos mi mejilla.

—Te preocupas mucho por los demás. Es una de las cosas que más me gustan de ti.

Decidí apartar mis preocupaciones por el momento. Brittany regresaría y entonces sabría qué había ocurrido. Le daría un par de días más y, si no había regresado, insistiría en que la buscáramos con mayor diligencia (esto es, insistiría en que mandáramos a más de dos guardianes).

Pero en esos momentos, por muy egoísta que pudiera parecer, quería centrarme en Rafe. Ya era hora de anteponerlo a todo lo demás, de dedicarle toda mi atención. Le dije:

—A mí me gusta todo de ti.

Su sonrisa brilló con la luz de la luna justo antes de besarme.

Sabía que el peligro no había acabado, pero durante esos segundos, acurrucada entre sus brazos, con sus labios sobre los míos, supe que fuera lo que fuera lo que tuviéramos que afrontar, lo haríamos juntos.

No alcanzaba a recordar por qué había dudado de que Rafe fuese mi verdadera pareja. Deseé con todas mis fuerzas que Connor encontrara a la suya algún día. Él había sido mi primer amor. Había cierta dulzura y cariño en ello.

Pero para nada tan profundo e intenso como lo que sentía por Rafe.

Rafe y yo nos transformamos. Su pelaje oscuro hacía un fuerte contraste contra el mío.

Vigilamos el perímetro a medida que la luna menguaba. Finalmente se haría la oscuridad. Sería entonces cuando nos enfrentaríamos a nuestros enemigos, durante la luna nueva.

Cómo iba a saber yo por aquel entonces que algunos de nuestros enemigos se encontraban en nuestro propio bando.

Lo que sí sabía era que Rafe era mío y yo suya. Siempre había sido mi destino. Nada cambiaría eso. Juntos nos enfrentaríamos a todo lo que nos deparase el futuro.