—Había una vez un hombre invisible —continuó diciendo el monstruo, aunque Conor seguía con los ojos clavados en Harry—, que se cansó de que no lo vieran.
Conor echó a andar.
A andar detrás de Harry.
—No es que fuera de verdad invisible —dijo el monstruo siguiendo a Conor; el comedor parecía pequeño allí por donde pasaban—. Sino que la gente se había acostumbrado a no verlo.
—¡Oye! —dijo Conor.
Harry no se dio la vuelta. Tampoco Sully ni Anton, aunque seguían con sus risitas mientras Conor apretaba el paso.
—Y si nadie te ve —dijo el monstruo apretando también el paso—, ¿se puede decir que estés ahí?
—¡OYE! —gritó Conor.
El comedor se había quedado en silencio mientras Conor y el monstruo seguían a Harry a toda prisa.
A Harry, que todavía no se había dado la vuelta.
Conor lo alcanzó, lo agarró por el hombro e hizo que se girara. Harry fingió que no sabía qué estaba sucediendo y dirigió a Sully una mirada acusadora, como si se lo hubiera hecho él.
—Deja de hacer el tonto —dijo Harry y se volvió otra vez.
Se volvió de espaldas a Conor.
—Y entonces un día el hombre invisible decidió —dijo el monstruo, y su voz resonaba en los oídos de Conor—: «Haré que me vean».
—¿Cómo? —preguntó Conor, respirando entrecortadamente; no se volvió para ver al monstruo; no observó la reacción de todo el comedor al ver un monstruo tan grande allí en medio, pero era consciente de los murmullos de nerviosismo y de la extraña expectación que había en el aire—. ¿Cómo lo hizo ese hombre?
Conor sintió que el monstruo se arrodillaba detrás de él y se acercaba a su oído para susurrarle el resto de la historia.
—Llamó —dijo— a un monstruo. —Y alargó una mano enorme y monstruosa que pasó junto a Conor y tiró a Harry al suelo de un tremendo empujón.
Se oyó un estruendo de bandejas y gritos mientras Harry rodaba por el suelo. Anton y Sully miraron aterrados, primero a Harry, luego de nuevo a Conor.
Les cambió la cara al verlo. Conor dio otro paso hacia ellos; sentía la mole del monstruo detrás de él.
Anton y Sully dieron media vuelta y echaron a correr.
—¿A qué te crees que estás jugando, O’Malley? —dijo Harry mientras se levantaba del suelo, con una mano en la frente, donde se había golpeado al caer. Apartó la mano y algunos gritaron al ver la sangre.
Conor seguía avanzando, la gente se apartaba como podía. El monstruo iba con él, pisando exactamente donde él pisaba.
—¿No me ves? —gritó Conor—. ¿No me ves?
—¡No, O’Malley! —gritaba Harry sin moverse del sitio—. No te veo. ¡Nadie aquí te ve!
Conor se paró y miró despacio a su alrededor. Todo el comedor los observaba, esperando a ver qué pasaba.
Pero cuando Conor los miraba, apartaban la vista, como si les diera demasiada vergüenza o les doliera mirarlo directamente a los ojos. Solo Lily le sostuvo la mirada durante más de un segundo; había angustia y dolor en su cara.
—¿Crees que esto me da miedo, O’Malley? —dijo Harry tocándose la sangre en la frente—. ¿Crees que te voy a tener miedo algún día?
Conor no decía nada, solo seguía avanzando.
Harry dio un paso atrás.
—Conor O’Malley —dijo con voz venenosa—. A quien todo el mundo compadece por lo de su madre. Que va por el colegio pavoneándose como si fuera diferente, como si nadie supiera lo que está sufriendo.
Conor siguió andando, casi lo había alcanzado.
—Conor O’Malley, que quiere que lo castiguen —dijo Harry, que continuaba retrocediendo con la mirada fija en Conor—. Conor O’Malley, que necesita que lo castiguen. ¿Y por qué, Conor O’Malley? ¿Qué secretos tan terribles escondes?
—Cállate —dijo Conor.
Y oyó que la voz del monstruo lo decía con él.
Harry dio otro paso atrás y chocó con una ventana. Era como si todo el colegio estuviera conteniendo la respiración a la espera de qué iba a hacer Conor. Oyó a un par de profesores dando voces fuera, por fin se habían enterado de que pasaba algo.
—Pero ¿sabes lo que veo cuando te miro, O’Malley?
Conor cerró los puños.
Harry se inclinó hacia delante con los ojos echando chispas.
—No veo nada —dijo.
Sin darse la vuelta, Conor le hizo una pregunta al monstruo.
—¿Qué hiciste para ayudar al hombre invisible?
Y sintió de nuevo la voz del monstruo, como si estuviera dentro de su cabeza.
—Hice que vieran —dijo.
Conor cerró todavía más los puños.
Entonces el monstruo dio un salto adelante para hacer que Harry viera.