—¿Por qué le has preguntado a Elaine por la casa de Eastham? —inquirió Adam mientras se dirigían a casa después de estar con Scott.
—Porque nos mintió sobre el motivo por el que nos cambió a Recuerda. A las tuberías de la otra casa no les pasaba nada.
—Por lo que dice ella, la señora Chambers se niega a admitir que tiene problemas de fontanería constantemente.
—En ese caso, ¿por qué se la alquiló a otros la propia Elaine?
—Me parece que me lo estoy imaginando todo —dijo Adam con una risita—. Probablemente Elaine se dio cuenta de que podíamos ser buenos candidatos a comprar Recuerda. Seguro que por eso nos cambió de casa. Siempre ha tenido sus métodos.
—¿Entre ellos mentir? Adam, eres un abogado fantástico, pero a veces no entiendo cómo no te das cuenta de algunas cosas.
—Ahora que te haces mayor, te estás volviendo realmente malvada, Men.
—No, me estoy volviendo sincera.
Estaban entrando en Morris Island y mientras descendían por Quitnesset Lañe empezaba a refrescar. Se oía el murmullo de las hojas de las acacias, algunas de las cuales habían empezado a caer de los árboles.
—Esto también debe de ser muy bonito en otras estaciones —observó Menley.
—Dentro de dos semanas tendremos que decidir si lo queremos averiguar de primera mano.
Amy acababa de darle de comer a Hannah. La niña levantó los brazos con alegría cuando Menley se inclinó hacia ella.
—Está pegajosa —le advirtió Amy a Menley al ver que la sacaba de la trona.
—Me da igual. Te echaba de menos —le dijo a Hannah.
—Yo también la echaba de menos —declaró Adam—, pero tu blusa se puede lavar y este traje no. Hola, corazón. —Le mandó un beso pero manteniéndose fuera de su alcance.
—Me la llevo arriba —dijo Menley—. Gracias, Amy. ¿Te va bien venir mañana por la tarde, a eso de las dos? Después de acompañar al sostén de la casa al aeropuerto quiero trabajar al menos cuatro horas.
Amy asintió con la cabeza y, cuando Menley ya no podía oírla, preguntó:
—¿Le ha hablado a Elaine de la cinta, señor Nichols?
—Sí, y está convencida de que me la devolvió. ¿Estás segura de que la que viste era ésa?
—Salían todos ustedes. Usted levantaba a Bobby de la piscina y le decía que fuera con su madre. Él la llamaba y luego la señora Nichols le preguntaba cómo se llamaba y a qué colegio iba.
—Guadelía —remedó Adam.
Amy advirtió que se le ponían los ojos vidriosos.
—Me alegro de que ahora tengan a Hannah —dijo compungida—. Ésa es la cinta que buscaba, ¿no?
—Sí. Oye, a Elaine no le gusta reconocer sus errores. Quizá lo mejor sería que la próxima vez que vayas a su casa la cogieras. Parece un robo, pero la cinta es nuestra y no puedo insistir en que la tiene sin ponerte en evidencia.
—Haré como usted dice. Gracias, señor Nichols.