Covey insistió en que Elaine, Adam, Menley y Henry pasaran por su casa a tomar una copa de vino.
—Un momento nada más, quiero daros las gracias.
Adam miró de reojo a Menley y ésta asintió con la cabeza.
—Sólo un momento —accedió.
Henry declinó la invitación aunque solamente fueran unos minutos.
—Jan lleva todo el día con Phoebe —explicó.
Menley se moría de ganas de volver con Hannah pero quería aprovechar para preguntarle a Elaine por qué les había hecho cambiar de casa. Podrían hacerlo mientras tomaban una copa con Covey.
De camino, Adam y ella comentaron la vista.
—No me gustaría estar en la piel de Fred Hendin y que mi novia explicara delante de todos cómo perseguía a otro hombre —observó Menley—. Pero, desde luego, la ha defendido cuando le ha tocado declarar.
—Si tiene dos dedos de frente, la dejará —dijo Adam—, pero espero que no lo haga. Scott ha tenido suerte de que haya confirmado su versión; sin embargo, esta vista no impide que se convoque un gran jurado si se encuentran nuevas pruebas. Scott debe tener cuidado.
Scott abrió una botella de Burdeos de crianza.
—Esperaba poderlo abrir hoy —dijo. Una vez lo hubo servido, alzó su copa—. Esto no es una celebración, sólo podría serlo si Vivian estuviera con nosotros, pero quiero brindar por vosotros, amigos, por todo lo que habéis hecho para ayudarme. Adam, eres el mejor. Menley, sé que convenciste a Adam para que me ayudara. Elaine, ¿qué puedo decir aparte de gracias? —Tomó un sorbo y luego prosiguió—: Quiero que vosotros y sólo vosotros conozcáis mis planes para el futuro. Me marcho mañana a primera hora y no pienso volver. Seguro que lo comprenderéis. Aquí no puedo dar un paso sin que me señalen con el dedo y la gente hable de mí en voz baja. Me parece que los Carpenter podrán vivir su vida mejor si no corren el riesgo de topar conmigo. Así que, Elaine, quisiera que pusieras esta casa en venta de inmediato.
—Si eso es lo que quieres —murmuró Elaine.
—No puedo decir que yo no haría lo mismo —comentó Adam.
—Adam, voy a estar un tiempo de viaje. Te llamaré al despacho la semana próxima y si tienes la factura lista te enviaré un cheque. —Sonrió—. No importa a cuanto ascienda, ha valido la pena.
Unos momentos después, Adam dijo:
—Scott, si te marchas temprano, querrás hacer las maletas.
Menley y Adam se despidieron pero Elaine se quedó para hablar de los detalles de la casa.
Mientras se dirigían al coche, Adam se preguntó por qué no se sentía más satisfecho. ¿Por qué tenía la intuición de que le habían tomado el pelo?