El sábado por la noche Fred Hendin invitó a Tina a cenar fuera. Cuando la llamó aquella mañana le dijo que tenía dolor de cabeza pero coincidió con él en que un poco de pescado frito y unas copas en Clancey la animarían.
Tomaron un gin tónic en el bar y Fred se sorprendió al comprobar lo contenta y animada que estaba Tina. Conocía al camarero y a algunos clientes y estuvo bromeando con ellos.
Fred pensó que estaba estupenda con la minifalda y la camiseta roja y blanca y advirtió que un par de tipos acodados a la barra no le quitaban el ojo de encima. No cabía duda. Tina atraía a los hombres. Era de esas mujeres que les hacen perder la cabeza.
El año anterior, cuando salían, no paraba de decirle que era un caballero; a veces dudaba de que fuera un cumplido. Y luego, en cuanto apareció Covey, lo dejó como si fuera un trapo viejo. En invierno, cuando trataba de volver con ella, no le hacía ningún caso, hasta que de repente, en abril, lo llamó. «Fred, ¿por qué no te pasas un rato?», le había dicho como si no hubiera ocurrido nada.
«¿Se decidió a quedarse conmigo cuando comprobó que no tenía nada que hacer con Covey?», se preguntó al tiempo que Tina soltaba una risotada al oír un chiste del camarero.
Hacía tiempo que no la oía reírse así. Aquella noche parecía contenta de verdad. De repente lo entendió. Aunque estaba nerviosa por tener que testificar en el juzgado, era feliz.
Durante la cena, le preguntó por el anillo.
—Fred, me gustaría llevar el anillo de prometida cuando testifique. ¿Lo has traído?
—Venga, que vas a echar a perder lo que queda de sorpresa. Te lo daré cuando lleguemos a tu casa.
Tina vivía en un piso amueblado situado sobre un garaje, en Yarmouth. No era muy buena ama de casa y no había hecho gran cosa para arreglarlo a su gusto, pero en cuanto entraron Fred se dio cuenta de que había algo distinto en la salita. Faltaban algunas cosas. Tina tenía una buena colección de música rock, pero casi todas las cintas y discos compactos habían desaparecido, lo mismo que la foto en que aparecía esquiando con la familia de su hermano, en Colorado. ¿Pensaba marcharse de viaje sin decírselo? Y ¿pensaba irse sola?