—Tina conoció a Scott Covey aquí —le dijo Liz Murphy a Adam—. Vino a cenar con gente del teatro y ella empezó a irle detrás como una loca. Y nadie sabe irles detrás a los tíos mejor que Tina.
Adam estaba hablando con la joven camarera en el despacho del Daniel Webster Inn de Sandwich.
—¿Eso fue en julio del año pasado?
—A comienzos de julio. En esa época Tina salía con Fred, que es un chico estupendo, pero le dio pasaporte en cuanto Scott entró en escena.
—¿Cree que Scott iba en serio con Tina?
—¡Qué va! Todas estábamos seguras de que Scott tenía planes más ambiciosos. No se iba a quedar con alguien que tuviera que trabajar para vivir. Le dijimos que estaba loca si dejaba a Fred por Scott.
—Que usted sepa, señorita Murphy, ¿vio Tina a Scott durante el invierno?
—Sabía que se iba a Boca Ratón y quería buscar trabajo allí. Pero supongo que él le habrá dicho que si le salían bien las cosas volvería a Cape Cod.
—¿Y ella sabía que salía con Vivian Carpenter?
—Lo sabía y no le importaba.
«Exactamente lo mismo que me dijo Scott», pensó Adam.
—Y Vivian, ¿sabía lo de Tina?
—A no ser que se lo dijera Scott, no sé cómo iba a saberlo.
—¿Sabe por qué dejó Tina este trabajo?
—Me dijo que Scott se había casado y que había empezado a salir con Fred otra vez y quería estar libre por las noches para estar con él. Dijo que Fred se levanta tan temprano para ir a trabajar que se acuesta a las diez de la noche. Quería tener los turnos de desayuno y comida, pero eso aquí no podía ser.
—Señorita Murphy, la van a citar a declarar en la vista preliminar. No tiene por qué preocuparse, ya que el fiscal del distrito le preguntará más o menos lo mismo que le he preguntado yo hoy.
La otra camarera, Alice Regan, entraba a trabajar a las once, de manera que Adam esperó. Sus respuestas confirmaron lo que le había dicho Liz Murphy. Sabía que el fiscal trataría de acorralar a Tina por cambiar de trabajo e irse a Chatham, a un restaurante frecuentado por su ex novio, pero eso perjudicaría a Tina, no a Scott.
Adam recorrió la carretera 6A y se detuvo delante del edificio del juzgado. En el despacho del fiscal del distrito, solicitó que los nombres de Liz Murphy y Alice Regan se añadieran a la lista de testigos que quería que se citaran.
—Es posible que tenga un par más —le dijo al ayudante del fiscal.
A continuación se dirigió a Orleans para entrevistar a un pescador cuya barca se había hundido por efecto del mismo temporal que había acabado con la vida de Vivian Carpenter.