Nat Coogan se presentó en el domicilio de los Sprague sin llamar antes por teléfono. No obstante, no lo hizo sin antes pensárselo dos veces. Sabía que Henry Sprague se había guardado algo sobre Scott Covey y esperaba que el elemento sorpresa lo animara a responder a la pregunta que pensaba hacerle.
El frío saludo de Sprague confirmó las sospechas de Nat. Le habría agradecido que telefoneara antes. Esperaban visita.
—Sólo será un minuto.
—En ese caso, pase, por favor.
Henry Sprague lo condujo de inmediato hasta el jardín trasero. Una vez allí Nat se dio cuenta de por qué Sprague tenía tanta prisa. Había dejado a su esposa sola y en cuanto desapareció ella echó a andar hacia casa de los Covey. Sprague la alcanzó rápidamente y la condujo de nuevo al jardín.
—Siéntate, querida. Adam y su esposa vendrán a vernos.
Nat decidió ir directamente al grano.
—Señor Sprague, creo que el señor Covey abandonó deliberadamente a su esposa mientras hacían submarinismo, y voy a hacer todo lo que esté en mi mano para demostrarlo. El otro día me pareció que había algo que usted no se decidía a contarme. Sé que es de los que no se mete en los asuntos de los demás, pero este asunto es de su incumbencia. Imagínese lo aterrada que debía de estar Vivian cuando se dio cuenta de que se iba a ahogar. Imagínese cómo se sentiría usted si alguien pusiera a su esposa en peligro intencionadamente y luego la abandonara.
Henry Sprague llevaba cierto tiempo intentando con empeño dejar de fumar. De pronto se sorprendió llevándose la mano al bolsillo de la camisa en busca de la pipa que había dejado en el cajón del despacho. Se prometió ir a buscarla cuando se marchara el detective.
—Sí, tiene razón, había algo. Tres semanas antes de que Vivian muriera me encontré por casualidad con Scott Covey en el Cheshire Pub —dijo no sin cierta desconfianza—. Mientras estábamos allí entró una joven llamada Tina. Estoy seguro de que habían quedado, pero él fingió que se sorprendía de verla y ella captó la indirecta y se marchó. Yo no la conocía, pero esta mañana la he visto otra vez. Trabaja de camarera en el Wayside Inn.
—Gracias —dijo Nat con calma.
—Y otra cosa. Mi mujer sabía su nombre. No sé de qué podían conocerse, a menos que… —Miró hacia la casa de Vivian Carpenter—. Últimamente, varias veces que la he dejado sola Phoebe se ha ido a casa de Vivian. No hay aire acondicionado y las ventanas suelen estar abiertas. Es posible que haya visto a Tina allí. Es la única explicación que se me ocurre.