Scott Covey pasó el domingo en casa. Aunque se sintió aliviado cuando Adam Nichols accedió a representarlo, todavía estaba inquieto por las advertencias que le había hecho.
—Cuando una esposa rica muere en un accidente al poco tiempo de haberse casado con un hombre que nadie conoce, y ese hombre es el único que está presente en el momento de la muerte, tiene que haber comentarios. Tú has cooperado con la policía y eso habla en tu favor. Pero ahora deja de cooperar, niégate a responder más preguntas. —No le iba a ser nada difícil hacer caso de aquella recomendación. El segundo consejo de Nichols también era fácil de seguir—: No cambies de estilo de vida. No empieces a derrochar dinero. —No tenía intención de cometer semejante tontería. Por último, Adam había dicho—: Y una cosa muy importante, no te dejes ver con otra mujer mientras la policía continúe sospechando.
Tina. ¿Debía explicarle a Adam que antes de conocer a Viv salía con ella? ¿Que sus relaciones habían empezado el año anterior, cuando trabajaba en el teatro? ¿Comprendería Adam que no había vuelto a tener contacto con ella desde que conocía a Viv?
Podía explicarle que Tina no pensaba que él fuera a volver a Cape Cod. Y que luego tuvieron la mala suerte de que dejara el trabajo que tenía en Sandwich y empezara a trabajar en el Wayside Inn. Cuando lo vio cenar allí con Viv empezó a llamarlo por teléfono. Y la única vez que accedió a verla en persona, precisamente Henry Sprague tuvo que ir a sentarse a su lado. Sprague no tenía un pelo de tonto. ¿Debía explicarle a Adam que Tina sólo había pasado por su casa una vez después de la desaparición de Viv para darle el pésame?
A las cuatro sonó el teléfono. Apesadumbrado, Scott se dispuso a atender. «Más vale que no sea ese detective», pensó.
Era Elaine Atkins para invitarlo a una barbacoa en casa de su prometido.
—Estarán los amigos de John —le dijo—. Gente importante. Te conviene que te vean con ellos. Ayer estuve hablando con Adam y me dijo que te va a representar.
—No sé cómo agradecértelo, Elaine. Y claro que iré a la barbacoa.
Una hora más tarde, mientras iba en el coche, observó que el viejo Chevy de Nat Coogan estaba aparcado delante de casa de los Sprague.