Mientras la lluvia seguía azotando los cristales, Adam avanzaba por la oscura calle principal de Chatham. La visibilidad era muy reducida y tenía que contenerse para no aumentar de velocidad. La calle describió un giro a la derecha y siguió paralela al mar.
Pasó por delante del faro. Al cabo de cinco minutos estaría en su casa. Morris Island quedaba justo delante. Alcanzó el cruce donde se unían las carreteras de Little Beach y Morris Island. Estaba inundado y la carretera cerrada.
Sin vacilar, Adam rebasó la barrera. Sentía que Menley lo llamaba con la misma claridad que si estuviera en el coche.