Cansado, desaliñado y desgraciado se siente el escritor que camina solo. De modo que muchas gracias a Hugh Hershey Simmons, no solo por leer este libro con tanta atención (y más de una vez), sino también por las expediciones que ha encabezado; sobre todo por la que alumbró esta idea, la que nos obligó a acampar en la nieve poco después de encontrar dos ovejas muertas colgando de unos árboles. He cargado con su recuerdo durante diecinueve años hasta encontrarles acomodo en este relato.
Agradezco con todo mi cariño a Anne su amor, su apoyo, su paciencia y sus consejos, y a mi padre, sus lecturas cuidadosas.
Los libros Sveriges nationalparker, de Claes Grundsten, Te Dolmens and Early Passage Graves of Sweden, de Christopher Tilley, Early Norrland 10: Lapps and Scandinavians: Archaeological Finds from Northern Sweden, de Inger Zachrisson, y Te Land of the Midnight Sun, de Paul Belloni Du Chaillu, fueron fundamentales en mi investigación. Además, estoy en deuda con el perspicaz y fascinante libro Lords of Chaos: Te Bloody Rise of the Satanic Metal Underground, de Didrik Soderland y Michael Moynihan, sin el cual nunca habrían tomado forma los Frenesí Sangriento (Bloody Frenzy). Me he apropiado del concepto de «un puñetazo en la cara de Dios», que aparece en la letra de la canción To Walk the Infernal Fields, de Darkthrone, y lo he transformado en «escupir en la cara de Dios» en la página 347 para realzar la emulación de los Frenesí Sangriento de las ideas revolucionarias de los inicios del Black Metal. Los relatos autobiográficos de John Krakauer, Simon Yates, Joe Simpson y Nick Heil, y la ficción de Algernon Blackwood, Arthur Machen, Scott Smith, Cormac McCarthy y James Dickey me animaron a escribir sobre la vida y la muerte en parajes salvajes.
Quiero agradecer especialmente a mi agente John Jarrold y a mi editora Julie Crisp su apoyo y asesoramiento. Deseo expresar también mi gratitud a Chloe Healy, Amy Lines y Liz Johnson, así como al equipo de Pan Macmillan, primero por darme una oportunidad y después por la difusión del libro.
Gracias a Steve Saville y a su esposa por revisar mi conjuro en sueco. Además, quiero alzar mis garras en señal de agradecimiento a los blogueros, a los críticos que le dedicaron una reseña y a los lectores de Apartamento 16, que fueron quienes realmente abrieron las puertas a ese libro y a su autor. Y finalmente, mi más sentido reconocimiento a Horror Reanimated, Mathew Riley, Joseph Delacey, Peter Tennant, Andrew Cox y Black Static por su constante interés y apoyo.