El 29 de diciembre, a las nueve de la noche, el presidente irrumpió a grandes zancadas en la sala este de la Casa Blanca, donde iba a celebrarse la rueda de prensa que había aplazado dos noches atrás. Subió al podio, donde se habían instalado los micrófonos.
—Me pregunto por qué estamos todos aquí.
Hubo un estallido de risas.
El presidente expresó su pesar por la inesperada y anticipada dimisión del anterior vicepresidente y prosiguió:
—Hay muchos legisladores destacados que podrían ocupar el puesto, con gran capacidad, y que podrían ocupar mi puesto en el caso de que, por cualquier motivo, yo no pudiera completar mi segundo mandato. Sin embargo, la persona que yo he elegido para el cargo de vicepresidente, contando con la calurosa aprobación del Congreso, es una persona que tendrá un papel único en la historia de este país. Señoras y señores, tengo el enorme placer de presentarles a la primera mujer vicepresidenta de Estados Unidos: senadora Claire Lawrence, de Wisconsin.
Un estruendoso aplauso siguió a estas palabras y todos los presentes se pusieron en pie.
*****
Recostados en el sofá de su apartamento, Sam y Pat veían la rueda de prensa, que se retransmitía por televisión.
—Me pregunto si Abigail estará viéndolo —dijo Pat.
—Supongo que sí.
—Nunca tuvo necesidad de la clase de ayuda que le ofrecía Toby. Podía haberlo conseguido sola.
—Es verdad, eso es lo más triste.
—¿Qué hará ahora?
—Se irá de Washington. Pero no la menosprecies, Abigail es fuerte, y luchará para volver a su carrera; esta vez, sin ese estúpido siempre detrás de ella.
—Ha hecho tanto bien —dijo Pat tristemente—. En muchos aspectos, es la mujer que yo creí que era.
Escucharon el discurso de aceptación de Claire Lawrence. Después, Sam ayudó a Pat a levantarse.
—Con las cejas y las pestañas chamuscadas, tienes una expresión de sorpresa que asusta.
Tomó su cara entre las manos.
—¿Se está bien fuera del hospital?
—¡Imagínatelo!
¡Había estado tan cerca de perderla! Pat lo miraba con ojos confiados, pero algo tristes.
—¿Qué va a pasar con Eleanor? —preguntó ella—. No me has dicho nada y temía preguntártelo.
—Pensaba decírtelo. La declaración que ha hecho Abigail, junto con lo que sabemos de Toby, la exonerará de toda culpa. ¿Y tú, qué, ahora que ya sabes la verdad respecto a tu padre y tu madre?
—Muy contenta de que no fuera mi padre el que apretó el gatillo, y muy triste por mi madre, pero feliz de que ninguno de ellos me quisiera hacer daño. Eran completamente diferentes y no se comprendían, pero lo que pasó, no fue culpa de nadie. Puede que esté empezando a comprender mejor a la gente; por lo menos, eso espero.
—Piensa en esto; si tus padres no se hubieran conocido, tú no estarías aquí, y yo tendría que pasarme el resto de mi vida en un lugar decorado, ¿cómo dijiste?, como la entrada de un hotel.
—Algo así dije.
—¿Te has decidido ya sobre el trabajo?
—No lo sé. Luther parece sincero al decirme que me quede. Creo que, en lo que vale, mi programa ha sido bien acogido. Me ha pedido que empiece a pensar en un programa sobre Claire Lawrence, y cree que hasta podemos entrevistar a la esposa del presidente. Es una oferta bastante tentadora. Esta vez me jura que tendré todo el control creativo sobre mis guiones y, contigo a mi lado, seguramente no intentará hacerme más proposiciones.
—¡Pobre de él si se atreve!
Sam la rodeó con su brazo y vio cómo ella esbozaba una tímida sonrisa.
—¡Vamos! ¿Quieres contemplar una vista acuática?
Se dirigieron a la ventana. La noche estaba nublada, pero en el Potomac se reflejaban las luces del Centro Kennedy.
—No creo que haya experimentado nunca una sensación tan fuerte como cuando vi tu casa en llamas, sabiendo que tú estabas dentro.
El brazo de Sam la apretó dulcemente.
—No puedo perderte, Pat, no; ahora ni nunca.
La besó.
—Te hablo completamente en serio cuando te digo que no quiero perder tiempo. ¿Te gustaría pasar una luna de miel en Caneel Bay, la semana que viene?
—No te gastes el dinero. Prefiero volver a Cape Cod.
—¿Al Ebb Tide?
—Lo has adivinado; pero con una diferencia —le dijo mirándole con una sonrisa radiante—. Esta vez, regresaremos a casa en el mismo avión.
fin