West Point, día de la graduación
—No puedo creerme que ya hayan pasado dos años y medio desde que Meredith volvió a mi vida —comentó Jean a Mark. Sus ojos brillaban de orgullo mientras veía a los graduados desfilar por el césped, espléndidos con sus uniformes: chaquetas cortas de color gris con botones dorados, pantalón y guantes blancos, y gorras.
—Han pasado muchas cosas en este tiempo —concedió Mark.
Era una radiante mañana de junio. El estadio Michie estaba a rebosar con las orgullosas familias de los cadetes. Charles y Gano Buckley estaban sentados delante de ellos. Al otro lado de Jean, el general retirado Carroll Reed Thornton y su esposa no se perdieron detalle cuando pasó la nieta a la que ahora querían con locura.
Han ocurrido muchas cosas buenas, después de tanto dolor, pensó Jean. Ella y Mark acababan de celebrar su segundo aniversario de boda y el primer cumpleaños de su hijo, Mark Dennis. Amamantarlo, compartir con él los maravillosos momentos de una vida que comenzaba, la ayudaba a atenuar la tristeza que le producía no haber podido cuidar de Meredith. La joven estaba loca por su hermanito, aunque, como había señalado entre risas, no tendría mucho tiempo para hacer de canguro. Cuando la ceremonia terminara, se habría convertido en teniente segundo del ejército de Estados Unidos.
Ella y Jake eran los padrinos del pequeño Mark. Del placer que aquel honor había supuesto para Jake daba muestra el aluvión de artículos sobre cuidados infantiles que les enviaba continuamente desde la Universidad de Columbia, donde estaba estudiando.
Sam y Alice estaban sentados unas filas más allá. Me alegro muchísimo de que estén juntos, pensó Jean. Ha sido maravilloso para los dos.
A veces Jean tenía pesadillas sobre las cosas terribles que ocurrieron durante aquella reunión. Sin embargo, con frecuencia se decía que fueron aquellos sucesos los que acabaron por unirles a ella y a Mark. Y si no hubiera recibido aquellos faxes, tal vez nunca habría conocido a Meredith.
Todo empezó aquí, en West Point, pensó, cuando la banda tocó las primeras notas de «The star spangled banner».
Durante toda la ceremonia, su mente no dejó de remontarse a aquella tarde de primavera en que Reed se sentó por primera vez junto a ella en el banco y le habló. Fue mi primer amor, pensó con ternura. Siempre lo llevaré en mi corazón. Luego, cuando pronunciaron el nombre de la cadete Meredith Buckley para hacerle entrega de su diploma, un diploma que Reed no vivió lo bastante para recoger, Jean supo sin lugar a dudas que Reed estaba allí con ellas.