Antes de abandonar el complejo de apartamentos ajardinados donde Edna había vivido, Charley y Phil llamaron a la puerta de los Krupshak. Gana acababa de regresar del funeral.
—Hemos acabado con nuestra investigación del apartamento —le dijo Charley—. Ya puede usted entrar.
Y le enseñó la nota que Edna había dejado y añadió:
—Tengo que comprobar si esto tiene validez como testamento, aunque todo lo que hay en la casa no vale ni mil dólares. Supongo, pues, que le devolveremos las joyas, para que usted y Mrs. Fitzgerald se las repartan, así como los enseres. Por lo menos, ahora podrán mirar lo que hay allí y decidir entre ustedes. Pero no saque nada todavía.
Ambos investigadores regresaron al despacho y fueron directamente al laboratorio, donde vaciaron el contenido de los sobres que guardaban posibles evidencias. También habían llevado la planta que estaba en el alféizar y unas muestras de tierra que habían cogido del suelo.
—Analizad todas estas cosas ahora mismo, tienen prioridad por encima de todas las demás —dijo Phil.
Scott les esperaba en su despacho. Al enterarse de que Chris había estado en la vecindad del apartamento de Edna la noche del martes, refunfuñó con satisfacción y dijo:
—Parece ser que este tipo ha estado en todas partes esta semana. Y allí donde se ha encontrado, siempre ha habido un muerto. Esta mañana, envié a Rita a Nueva York con una foto de Chris Lewis. Dos botones del Essex House lo identificaron y afirmaron haberle visto en el vestíbulo del hotel alrededor de las cinco de la tarde. Voy a dictar una orden de busca y captura contra él.
El teléfono sonó. Scott lo cogió impaciente y se identificó. Entonces cambió de expresión y dijo rápidamente:
—Pásamela.
Cubrió el auricular con la mano y dijo:
—La amiguita de Chris Lewis me llama desde Florida… Dígame… Sí, le habla el fiscal.
Hizo una pausa.
—Sí, estamos buscando al capitán Lewis. ¿Sabe usted dónde está?
Charley y Phil intercambiaron miradas. La frente de Scott se arrugaba mientras escuchaba.
—Muy bien, vendrá con usted en el avión que llega a Newark a las siete de la tarde. Me gusta saber que se va a entregar voluntariamente. Si quiere hablar con un abogado, será mejor que se lo busque aquí. Muchas gracias.
Scott colgó el auricular y añadió:
—Lewis viene hacia aquí. Esta noche acabaremos con este caso.